Casi desconocidos hace una década, en la actualidad siempre hay algún modelo libanés en cualquier gala de alto postín que se precie, bien sean los Óscar, el festival de cine de Cannes (Francia), los Grammy o los Goya en España.
La intérprete estadounidense Halle Berry fue quien puso el foco en la moda proveniente del Líbano enfundándose un espectacular vestido de Elie Saab para recibir el Óscar a la mejor actriz, en 2002, por su actuación en Monster’s Ball, convirtiéndose de esa manera en la primera mujer de raza negra que lo recibía.
Para este hito en su carrera, Berry eligió un sofisticado traje de alta costura en color burdeos con un top transparente con bordados florales y una falda de seda, de Saab.
De esta guisa, entre sexy y glamurosa, la actriz subía al escenario del teatro Dolby de Hollywood para recoger el preciado galardón.
Pese a empezar a darse a conocer en el extranjero a partir de ese instante, la trayectoria profesional de Elie Saab es una carrera de fondo, ya que siempre ha sido popular entre la clientela árabe.
Una admiradora de sus diseños es la reina Rania de Jordania, un icono de la elegancia, que vistió un impresionante Saab de inspiración oriental para la coronación de su marido, Abdalá, en 1999.
Con una tiara y una túnica de aire tradicional de color beis con bordados, Rania deslumbró con su belleza en aquella ocasión en la que, al mismo tiempo, lució acorde a la seriedad del momento.
Diez años más tarde, en la fiesta del aniversario de la coronación, la primera dama jordana repetía el mismo modelo, que por sus líneas clásicas y reminiscencias tradicionales no había caducado y elevaba a Rania a reina digna de las Mil y Una Noches.
TALENTO PRECOZ.
Nacido en 1964, Saab fue un modisto precoz porque con solo nueve años ya hacía vestidos para su hermana y vendía algunos de sus primeros diseños a las mujeres de su barrio.
Con 18 años, este creador autodidacta abre su taller de costura en Beirut, con quince empleados, y a los pocos meses presenta su primera colección.
En el año 2000, la Cámara Sindical de Alta Costura le invita para desfilar en París y, siete años más tarde, instala en el Triángulo de Oro de la capital francesa su tienda y salones de costura.
“Nací con la pasión de crear y hacer vestidos, y siempre estuve rodeado de mujeres bellas, tanto mis hermanas como mis vecinas, por lo que mi deseo de vestirlas y de hacer que parecieran elegantes fue mi fuente constante de inspiración”, ha dicho Saab al hablar de sus musas.
Una de sus especialidades son los trajes de novia, en los que imprime la marca de la casa, con sus bordados y lentejuelas, pero dotándolos, al mismo tiempo, de sencillez, y que le han llevado a crear colecciones para la firma española Pronovias.
Cuando se pasea por las calles de Beirut, uno entiende por qué diseñadores como Saab y sus compatriotas Zuhair Murad, George Chakra y Reem Accra están pisando fuerte en el mundo de la moda.
Las libanesas son conocidas en Oriente Medio por ser las más estilosas y modernas de la región, pese a carecer de los petrodólares de sus congéneres de los conservadores países del golfo Pérsico.
BEIRUT “CHIC”.
Un paseo por Beirut revela la importancia que muchos libaneses conceden a ir bien vestidos: mujeres con manicura y pedicura perfectas, subidas a lo alto de unos buenos tacones y algún retoque de cirugía estética en la cara es una las imágenes habituales en los lugares más “chic” de las capital.
Los hombres tampoco se quedan a la zaga con barbas perfectamente recortadas, cuerpos esculpidos en el gimnasio y muy conscientes de la moda.
En uno de los barrios más “trendy” de Beirut, se encuentran las oficinas y los talleres del diseñador Zuhair Murad, con vistas al mar Mediterráneo. Al igual que Saab, Murad dio sus primeros pasos cuando todavía era un niño.
“Nunca recuerdo un día de mi vida sin un lápiz en la mano”, ha afirmado en alguna ocasión este modisto, que inició su trayectoria internacional en 1999 presentando su ropa en la Semana Internacional de la Moda en Roma.
Dos años más tarde, lo haría en París con un desfile que supondría su despegue en la escena internacional y, en 2007, abre también su tienda en el Triángulo de Oro parisino.
Algunas de sus más fervientes seguidoras son las “it girls” Kristen Stewart, protagonista de la saga “Crepúsculo”, y la cantante de música country, Taylor Swift.
De hecho, Stewart estuvo sentada en primera fila junto a Murad en su último desfile de la temporada otoño-invierno en París, que clausuró el calendario oficial de la semana de la moda.
Allí, la actriz estadounidense llevó un modelo negro, con mallas de encaje y corpiño de seda, en línea con el que vistió del mismo modisto a finales de 2012 en el estreno en Londres de “La saga Crepúsculo: Amanecer – Parte 2”.
Otros diseñadores que están triunfando más allá de las fronteras del Líbano son: George Chakra, uno de los modistos preferidos de Jennifer López, y Reem Acra, establecida desde hace años en Nueva York y que ha vestido a estrellas como Eva Longoria, Jessica Alba o Selena Gómez.
Sin duda los modistos libaneses están de moda y no parece que vaya a ser de forma pasajera, porque tras largas trayectorias profesionales han venido para quedarse en esta industria.
Una cita que habrá que marcar en rojo en el calendario de los próximos meses será la gala de los Óscar, en marzo, donde volverán a codearse con los grandes diseñadores mundiales en este gran escaparate, no solo del cine, sino también de la moda.
EFE/REPORTAJES.-