El sábado 19 de agosto, del 2006, la escritora Elena Poniatowska escribe:
“Paula me pregunta:
-¿Qué es política?
Me quedé en la calle cuatro meses después de los terremotos de 1985 escuchando a los daminficados. En 1968, a raíz de la masacre estudiantil del 2 de octubre, fui Lecumberri, la cárcel preventiva, durante un año casi todos los domingos para entrevistar a los estudiantes. ¡Si esto es política, entonces soy política! Ahora estoy en el plantón en el Zócalo al lado de muchos otros mexicanos que no aceptamos el fraude…” (“Amanecer en el Zócalo”, editorial Planeta, Mex., 2007).
Poniatowska, la mejor cronista del México actual, ha documentado muchas de las protestas masivas más importantes del México contemporaneo.
El solo hecho de que ella haya decidido escribir sobre estas, le da un sentido a a estas formas de expresión social.
Las protestas, sin embargo, han ido adquiriendo todo tipo de expresiones:
-Tina Kaiser, una figura popular de la televisión alemana se encierra en una jaula para protestar contra el maltrato a los animales.
-En Bolivia, el sindicato de mineros queman una autobús, para llamar la atención sobre sus demandas.
-En Cochabamba (Bolivia), 10 discapacitados caminan largas distancias para que el gobierno les haga caso y les ayude con un subsidio.
-En Cisjordania, jóvenes palestinos protestan contra el muro que construye Israel y un jóven es muerto por disparos.
-En Nepal, varios activistas sueltan palomas para recordar a las víctimas de Hiroshima y Nagasaki que murieron al concluir la Segunda Guerra Mundial.
Desnudos, labios cosidos, huelgas de hambre, marchas… ¿Sirven de algo las protestas sociales?
PSICOLOGIA Y POLITICA
Las protestas sociales son acciones que emprenden una o un grupo de personas para hacer que la “opinión pública” ponga atención a un problema que no se ha podido resolver por otras vías.
Generalmente tienen características visuales, y pueden ir o no acompañadas por discursos y otras acciones políticas.
Su objetivo es que la sociedad se cuestione si una acción, costumbre o ley tiene sentido. Esto se consigue cuando los medios de comunicación masiva empiezan a prestarle atención.
Las protestas sociales tienen un componente terapéutico, que es el de generar una catarsis en un grupo de personas inconformes que sienten que los medios establecidos no ponen suficiente atención a lo que les causa desasosiego. Pero ese no es su objetivo principal, sino de provocar cambios en las relaciones de poder de una sociedad.
Protestar contra salarios injustos, tiene la intención de establecer regulaciones que protejan a los trabajadores; protestar contra las redadas migratorias, busca crear un trato menos agresivo contra los trabajadores indocumentados…
Los protestantes logran su objetivo cuando las instancias que detentan el poder en una sociedad empiezan a prestar atención y abren la posibilidad a los cambios.
En una sociedad democrática, los depositarios del poder prestan atención porque las protestas son la expresión de que hubo un problema que no se pudo resolver a través de otras vías establecidas por la política.
Los políticos actúan porque saben que las protestas pueden generar una imágen negativa de su figura o de los partidos que representan. Frecuentemente, ligados a las protestas hay algunos políticos que en ese momento no son parte del bloque hegemónico del gobierno.
En las Marchas Pro Reforma Migratoria de Los Angeles, California, del Siglo XXI, figuras como los senadores Gil Cedillo o Fabián Nuñez se unieron a las demandas de los inmigrantes, por representar ellos mismos grupos de familias de ascendencia inmigrante. Sin embargo, a nivel nacional, no se pudo lograr la ansiada reforma, debido a la existencia de otros segmentos que se oponían a esta.
Lo que sí se logró fue que los medios y el país se dieran cuenta de que el problema existía en grandes magnitudes.
SACRIFICIOS Y MUESTRAS DE “PODER”
Toda protesta es una muestra de poder “moral” individual o colectivo.
Quien se pone en huelga de hambre trata de demostrar que ni la misma necesidad de alimentarse es tan poderosa como lograr sus objetivos morales: terminar la discriminación o el racismo, lograr justicia laboral…
Una marcha multitudinaria, como la ocurrida en México cuando se consumó el supuesto fraude electoral que llevó a Felipe Calderón a la presidencia de México, tenía el objetivo de mostrar al mundo que eran demasiados mexicanos inconformes con el veredicto.
Pero para que este poder “moral” pueda ser establecido como tal requiere que así sea decifrado por los medios.
Un monje budista que se autoinmola prendiéndose fuego puede ser un simple loco, si los medios no tratan de entender la naturaleza de su protesta.
Como lo explica Elena Poniatowska en “Amanecer en el Zócalo”, buena parte de los medios de comunicación en México decifraron el plantón del 2006 solamente como una molestia innecesaria para los habitantes de la Ciudad de México.
“Como con Juan en La Cava. Un señor Diez en la mesa vecina me pregunta cómo es posible que ‘una persona de mi categoría avale a ese canalla que tiene a la ciudad de cabeza’. Alego que (López Obrador) no es ningún canalla pero ya la comida me sabe a chivo. El maitre es muy amable, viene a decirnos que no me fije, que está conmigo y se lo agradezco”, narra en su libro.
Pero, mayormente, el plantón fue un conjunto de sacrificios colectivos en los que en campamentos improvisados se soportó varias noches las tormentas y otras incomodidades.
La misma Poniatowska, sufrió todo tipo de insultos por teléfono de voces que acaso veían el proceso electoral como algo correcto.
Años atrás, otro representante del partido que ahora se impugnaba (PAN), Manuel Couthier, haría también protestas que crearían grandes incomodidades a la ciudad. Un poco subido de peso, Clouthier quería demostrar que el sacrificio de hacer una marcha demostraba el mayor poder moral del partido que entonces era disidente del PRI-gobierno.
En hechos más recientes, en Bolivia, han habido discapacitados que que han recorrido un promedio de 15 kilómetros diarios en sillas de ruedas para “mostrar” que sus necesidades son tan acusiosas que merecen ese y otros sacrificios.
EFECTO BUMERANG, LOS ANTIMENSAJES
Los plantones y marchas tienen raíces psicológicas muy profundas en el psiquismo individual.
Alex C. es un niño que cuando se siente defraudado por sus padres o no consigue ser atendido, se tira al suelo sin gritar. No sabe aún hablar para argumentar su demanda. El único recurso que tiene es tirarse. quedarse inmóvil.
Un adulto inteligente trataría de reconsiderar su actitud.
Lo mismo ocurre con muchos protestantes.
Sin embargo, a veces los mensajes que tratan de enviar tienen el efecto búmerang, y en lugar de servir para que la sociedad y los grupos de poder pongan atención a un tema soslayado, sirve para que se fomenten actitudes en su contra.
Otras veces, las protestas suelen desbordarse y derivan en actitudes violentas e innecesarias: monjes pacifistas que atacan comercios y destruyen propiedad; ‘protectores’ de los animales que agreden a científicos universitarios; marchistas que queman camiones usados principalmente por el ‘pueblo’…
Pero también suele ocurrir que las “fuerzas del orden” malogren las expresiones democráticas de un grupo de personas que estaban en su derecho de expresar su descontento.
La comparación con el caso de un niño que protesta por el abuso de sus padres, es que, en lugar de tratar de entender sus necesidades psicológicas… Lo levante a golpes “para que se le quite el berrinche”.
Esto último, sin otra consideración, es probable que genere más problemas de los que pertendía resolver.
A nivel social, esta acción abusiva suele conducir a problemas mayores.
Las protestas tienen sentido, pero hay que ser cuidadosos en su forma de expresión.
* José Fuentes-Salinas se graduó de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro, México.
