XALAPA, Ver., marzo 25 (EL UNIVERSAL).- Bajo el lema “El Dolor de Colombia”, será inaugurada -el próximo sábado- en esta capital veracruzana una exposición con medio centenar de dibujos y pinturas inspirados en el tema de la violencia del artista colombiano Fernando Botero.
En la Pinacoteca Diego Rivera, serán exhibidos 23 óleos y 27 dibujos, en su mayoría inéditas, que tienen como protagonistas los muertos, desplazados y huérfanos producto de la violencia que sufre Colombia.
La exposición que pertenece a la colección del Museo Nacional de Colombia, incluye obras como “El Desfile” con decenas de ataúdes y la gente paseándolos por calles del pueblo; “El Cazador”, donde un hombre con un fusil pisa a un sujeto acribillado por las balas.
Organizada por el Instituto Veracruzano de la Cultura y el Gobierno del Estado, también presentará obras como “Matanza de los inocentes”, donde se observa la violencia ejercida contra una mujer y sus hijos; así como “Masacre en Colombia” con media docena de personas ajusticiadas en el paredón.
De acuerdo con la presentación de la exposición, a pesar de que se pueda hacer una conexión directa entre las escenas y hechos ocurridos en Colombia durante las últimas décadas, las obras de Botero hacen una alusión general a la violencia que se ha intensificado desde los años ochenta.
La muestra refleja un período en el que el negocio ilícito del tráfico de drogas disparó los índices de criminalidad y cuando la violencia política aumentó después de 1997, no sólo con las muertes en combate sino con los constantes homicidios, secuestros, extorsiones y atentados en contra de la población civil.
Fernando Botero inició su actividad artística en 1948 como ilustrador del periódico El Colombiano y a partir de 1952, viajó a España, París e Italia donde estudió a los grandes maestros.
En Washington, la Unión Panamericana auspició su primera exposición individual en Estados Unidos (1957). A los 26 años fue nombrado profesor de pintura en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Bogotá. En 1973, se instala definitivamente en París.
Desde fines de los setenta expone sus pinturas y esculturas en varios países tanto en Europa, Asia como Estados Unidos. En 1984, donó al Museo de Antioquía una sala de esculturas y 18 cuadros a la Biblioteca Nacional de Bogotá.
