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    Como es tradición, miles de de habitantes de la colonia Peñón de los Baños conmemoraron la representación de la Batalla de Puebla ocurrida el 5 de mayo de 1862.

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    En el estado de Puebla, en el municipio de Zacapoaxtla, aquel cuya población formó el batallón que rechazó el ataque invasor y donde se encontraban los fuertes de Loreto y Guadalupe, la contienda del 5 de Mayo se celebra desde 1864 en una feria que dura, desde el 23 de abril hasta el propio 5 de mayo.

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El 5 de mayo de 1862 un ejército mexicano de 4.500 hombres mal armados derrotó a 8.000 soldados franceses considerados los más poderosos del momento. Aunque meses después México perdió la guerra frente a Francia, la victoria en esa batalla sigue siendo una de las fiestas más importantes para la comunidad mexicana que lo celebra, incluso, en Estados Unidos. Este año será muy diferente por culpa de la gripe porcina que afecta a México. De hecho, los actos populares se han suspendido para evitar contagios.

El día 5 de mayo de 1862, un ejército de 4.500 mexicanos mal armados derrotó de manera rotunda a un contingente de ocho mil soldados franceses en plena forma y considerados los más poderosos del momento. Meses después, México perdió la guerra y Francia impuso al emperador Maximiliano de Habsburgo. Pero el recuerdo de esa gesta sigue siendo una de las celebraciones más importantes para la comunidad mexicana.

Este año los festejos se celebrarán de manera muy diferente por la epidemia de gripe porcina que afecta especialmente a México y con casos en otros países de América y Europa. De hecho, las autoridades han decidido suspender los actos populares para evitar contagios.

UNA MÍTICA BATALLA.

México había logrado su independencia de España en 1821 y, tras varias guerras, incluida una civil, el país estaba agitado y la economía literalmente deshecha. Las deudas se acumulaban y los principales acreedores, España, Inglaterra y Francia, querían cobrar su dinero.

El entonces presidente mexicano Benito Juárez (1858-1872), solicitó un plazo de dos años de moratoria para evitar que la débil economía nacional se colapsara. Inglaterra y España aceptaron, pero no así Francia, quien exigió el pago total de la deuda de inmediato.

Según explicó a Efe la Secretaría de Turismo de la ciudad mexicana de Puebla, “la falta de pago fue una simple excusa utilizada por Napoleón III, nieto de Napoleón Bonaparte, para intervenir en México”.

A pesar de que Inglaterra y España le retiraron su apoyo, no impidió que Napoleón III coronara a Maximiliano de Habsburgo como Emperador de México, en lo que se conoció como el Segundo Imperio, y enviara también a sus temidas tropas para conquistar el país.

Los franceses entraron por el puerto de Veracruz, en el Golfo de México y, tras tomar la ciudad, continuaron su trayecto hacia la capital.

En su camino, los franceses necesariamente debían pasar por la ciudad de Puebla, un lugar estratégico rodeado por fuertes, ubicados en la cima de los cerros que dominan la ciudad.

Fue en ese lugar donde el general Ignacio Zaragoza Seguín (1829-1862), mexicano nacido en Texas (Estados Unidos) cuando era provincia mexicana, al mando de un ejército en inferioridad numérica y armamentística, organizó la defensa en los fuertes de Loreto y Guadalupe, y ganó la batalla que hoy día está considerada como el mayor triunfo militar en la historia de México.

La pequeña caballería comandada por Zaragoza logró que el regimiento de dragones francés avanzara y tomara posiciones para defender a la infantería, que inició su carga en el fuerte Loreto, custodiado por apenas quinientos soldados. Los mexicanos tuvieron que emprender la retirada hasta el fuerte Guadalupe.

La familiaridad de los soldados con el terreno marcó la diferencia ya que, aunque la artillería atacó el fuerte ocasionándole graves daños, las tropas mexicanas ubicadas en lo alto del cerro dispararon y eliminaron sin piedad a los franceses.

La irregularidad del terreno dificultaba el avance de los europeos, y gran parte de las tropas se desbandaron cuando los habitantes de la ciudad organizaron una estampida de ganado para ayudar a los defensores. Para terminar de sellar la suerte de los franceses, se desató una tormenta y el lodo impidió cualquier intento de marcha por parte del ejército invasor, que terminó tocando retirada y retrocediendo hasta Orizaba.

Zaragoza ganó la batalla, pero no la guerra. Cinco meses después el general cayó enfermo de fiebre tifoidea, muriendo el 11 de septiembre de 1862.

Las tropas francesas, reforzadas con treinta mil soldados, derrotaron finalmente a las fuerzas mexicanas en Puebla y, en 1864, ocuparon la Ciudad de México.

Pero el presidente Benito Juárez continuó al frente del gobierno en el exilio y reorganizó las tropas, que acabarían con los sueños franceses y con Maximiliano de Habsburgo en 1867.

CELEBRACIÓN EN MÉXICO.

A pesar de que el 5 de mayo no es un día festivo en México, en muchos puntos del país la fecha sigue celebrándose, aunque este año la mayoría de actos han sido suspendidos para evitar el contagio por la fiebre porcina que ya ha causado la cifra de 148 muertes sospechosas asociadas a esta enfermedad.

En Yautepec, en el estado central de Morelos, se realiza un desfile por las principales calles que rodean el centro de la localidad. Las diferentes escuelas del municipio participan en un concurso para ver quién hace la mejor representación de la batalla. Se visten unos de mexicanos y otros de franceses de la época, y recrean la refriega con pólvora.

En Ciudad de México es ya tradicional la batalla en la oriental colonia del Peñón de los Baños. Allí, centenares de vecinos se organizan para que unos se disfracen de los “heroicos compatriotas” y otros de los “pomposos franceses”, papel que a menudo se deja a los entusiastas de otros barrios que también quieren participar.

Los mexicanos llevan sombrero, se tiznan la piel, usan calzón blanco, huaraches (sandalias) y el capisayo, que es una camisa negra con un bordado en la espalda con la imagen de un águila, y varias leyendas patrióticas. Las armas que usan son pistolas de pirata, escopetas y machetes.

Un personaje peculiar en esta celebración es “la naca”, que representa a la soldadera, la acompañante del soldado. Ella lleva hasta el hijo, cargado en el rebozo, y también puede portar una escopeta y lo necesario para apoyar al soldado.

La lucha se recrea con un sinfín de disparos de salva por diversas calles capitalinas. No es extraño encontrarse a los supuestos franceses y a los mexicanos luchando entre coches y cabinas telefónicas.

Una curiosidad en la celebración es la revista de tropas por parte del general Zaragoza. En ella se hace una supervisión de higiene para “que no vaya a haber piojosos”. De aquí parte que, tradicionalmente, a los que participan por primera vez en el combate, se les hace cortar el pelo.

En el oriente de Ciudad de México, en territorio ya del vecino Estado de México, la población de San Juan de Aragón gusta también de hacer su propia representación. Al bando mexicano le acompaña la banda de música y dos grupos de chirimías, que son unos instrumentos musicales parecidos a los clarinetes. La tropa francesa usa rifles y la zacapoaxtla, machetes y rifles o mosquetones.

En la actualidad aún se utilizan armas del siglo XIX que se heredan de padres a hijos, y cada persona usa, de promedio, un kilo de pólvora para recrear la lucha.

Los franceses visten con paño de sol y gorro, adornado con los colores de la bandera francesa (azul, blanco y rojo), casaca roja o azul, camisa y corbata, pantalón rojo o azul, polainas y botas blancas.

El ejército mexicano viste con cotón (tela de algodón estampada), paliacate (pañuelo), sombrero de paja, calzón de manta y guaraches. Se oscurecen la cara con pintura para representar el cansancio y las quemaduras del sol.

En el estado de Puebla, en el municipio de Zacapoaxtla, aquel cuya población formó el batallón que rechazó el ataque invasor y donde se encontraban los fuertes de Loreto y Guadalupe, la contienda del 5 de Mayo se celebra desde 1864 en una feria que dura, desde el 23 de abril hasta el propio 5 de mayo, e incluye un concurso de belleza, un desfile cívico, un festival de danzas autóctonas, un concurso tradicional de la canción ranchera, y una representación de la fundación de la ciudad.

EL 5 DE MAYO CHICANO.

En Estados Unidos la Batalla de Puebla se celebra de manera especial en los estados del sur, que en su día fueron parte de México, como California, Nuevo México y, en especial, Texas.

La razón es que el general Zaragoza nació en lo que hoy es la ciudad de Goliad, antes Presidio de la Bahía del Espíritu Santo, cuando esa provincia formaba parte del estado de Coahuila y Tejas mexicano.

La comunidad chicana lo adoptó como celebración a fines de la década de 1960, cuando se buscaba una fiesta que les permitiera identificarse con sus orígenes.

A pesar de que el 16 de septiembre parecía ser la opción obvia, las autoridades norteamericanas hubieran sospechado que se trataba de actividades sediciosas.

El 5 de Mayo fue la siguiente opción porque no podía despertar sospechas de las autoridades dado que su héroe principal había nacido en territorio de la Unión Americana.

Con el paso de los años, la celebración sobrepasó los círculos universitarios y se integró a la cultura popular estadounidense. Para muchas de las comunidades mexicanas-americanas es una manera importante de rendir tributo a su herencia, sobrepasando, incluso, al Día de la Independencia.

Eso se explica debido a que la mayor parte de los mexicano-americanos nacieron en EE.UU., mientras que los mexicanos residentes no naturalizados, que son menores en número, siguen celebrando el 16 de septiembre. EFE-REPORTAJES.