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El ex presidente Miguel de la Madrid, afirma, en entrevista radiofónica con la periodista Carmen Aristegui que el también ex presidente Carlos Salinas de Gortari realizó actos de corrupción durante su gobierno y reconoció su equivocación al designarlo como su sucesor. EGV.
El ex presidente Miguel de la Madrid, afirma, en entrevista radiofónica con la periodista Carmen Aristegui que el también ex presidente Carlos Salinas de Gortari realizó actos de corrupción durante su gobierno y reconoció su equivocación al designarlo como su sucesor. EGV.
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MÉXICO, D.F., mayo 13 (EL UNIVERSAL).- Cercana estaba la navidad del año 2001. En la casona que usaba como biblioteca y oficina, Miguel de la Madrid Hurtado apagaba el cuarto cigarrillo. Escuchaba atento la pregunta:

-¿Usted nunca se arrepintió de haber dado su voto, su decisión por Carlos Salinas?

-No, Fidel. Lo he dicho en privado, lo reitero en público… -respondió sin titubear. Dijo entonces que tarde o temprano se haría un juicio equilibrado sobre Salinas.

Cerca de esa casona en Coyoacán, en su residencia de la calle Francisco Sosa, 2577 días antes de esa entrevista con EL UNIVERSAL, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas se saludaron con un abrazo. Era el primero de diciembre de 1994. Éste tenía casi dos horas de haber entregado la banda presidencial a Ernesto Zedillo; aquél, seis años antes heredó la jefatura del Poder Ejecutivo a quien en aquellos momentos había ido a buscarlo.

“Hoy es día de agradecimientos. Vamos con el licenciado De la Madrid”, dijo Salinas de Gortari después de que, concluida la sesión solemne en el Palacio Legislativo, acudió ante el sepulcro de su madre, estuvo ahí varios minutos, como hablándole.

Luego se puso al volante de un auto, tomó por División del Norte, después Miguel Ángel de Quevedo, hasta llegar a Francisco Sosa. Le acompañaban Jorge Carpizo, José Carreño Carlón y dos periodistas. Tocó a la puerta. Abrió un joven moreno, de pelo muy corto.

-¿Está el licenciado? -preguntó.

-¿Quién le busca? -dijo el muchacho.

-Carlos Salinas.

El guardián cerró la puerta. Minutos después la volvió a abrir; le pidió que pasara.

Ya adentro, otra vez la espera. Unos cinco minutos. Bajó el que fuera su jefe, el que en su momento lo ungió.

-¡Señor presidente! -exclamó el visitante.

-¡Señor licenciado! -contestó el anfitrión.

Y tras estrechar sus manos, y el abrazó, se metieron a otro salón. Ahí quedaron los dos solos, casi media hora. Ellos sabrán lo que se dijeron, lo que compartieron.

Pasó el tiempo. Siete años más tarde, este reportero entrevistó al ex presidente De la Madrid. Señaló, entre otras cosas, que el PRI perdió la presidencia por la “sana distancia” que puso Ernesto Zedillo con su partido. Añadió que a Vicente Fox lo impulsaron la jerarquía católica y poderosos grupos económicos de México y los Estados Unidos.

Se le preguntó entonces si no se arrepentía de haberse decidido por Carlos Salinas; respondió que no. Explicó que, reunido con la dirigencia nacional priísta, le preguntaron su opinión sobre la terna que formaban Manuel Barlett, Alfredo del Mazo y Carlos Salinas, y que votó por este último, “un hombre de indudables cualidades como técnico, como político, como administrador público”.

Agregó que por lo menos tres años del sexenio salinista fueron muy buenos, y lo demostraban las cifras, los hechos. Después, se descompusieron la cosas, ocurrió la rebelión de Chiapas, el asesinato de Colosio. “Pero todavía falta que pase el tiempo para hacer un buen balance de Salinas. Yo creo que hizo cosas muy importantes para el país”, insistió.

Después, dijo que la amistad continuaba, que había respeto, y afecto. Encendió otro cigarrillo.