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LA FAMILIA ha tenido un proceso de distanciamiento de la tribu, del clan, hasta quedar en padres e hijos, y acaso con el abuelo o la abuela sobreviviente, que no encuentra acomodo.

En la película “Gran Torino”, Clint Eastwood es un viudo orgulloso que manda al carajo a su hijo y nuera, cuando lo quieren mandar a una casa de “descanso” que es el medio camino entre un hotel y un hospital, o entre el panteón y lo que era un hogar.

Junto a él, vive una “familia extendida”, asiática donde se reúnen varias generaciones, con sus costumbres y creencias. El personaje de Eastwood, mecánico, bebedor de cerveza y autosuficiente, se resiste a creer que le falta la energía para vivir solo en esa casa. Su hijo que fue educado en la cultura del eficientismo, (donde el que “no ayuda” a hacer dinero, estorba), no es buena alternativa.

De acuerdo al Pew Research Center, hay alrededor de 6.6 millones de hogares en los Estados Unidos (2009) en los que se reúnen tres generaciones. Esto es algo diferente a lo que ocurría en 1990, cuando un tercio de los adultos mayores de 65 años vivían de manera independiente, según cifras de la Asociación Americana de Gente Retirada (AARP).

¿Por qué está ocurriendo eso y qué significa?

Por lo que se puede ver en algunos de los estados donde es más común que varias generaciones vivan sobre un mismo techo (Hawai y California), esto se debe principalmente a la escasés de vivienda costeable.

Entre los inmigrantes latinos y asiáticos es común que esto ocurra con más frecuencia que en otros grupos. La renta de casas y departamentos entre varias familias ha sido una práctica frecuente.

Pero esto no siempre significa una mejor calidad de vida, o un beneficio para todos los miembros de la familia extendida.

Como un recurso transitorio, el modelo de “familia extendida” ayuda a que los miembros que aún no son autosuficientes en lo económico puedan hacer un ahorro para luego rentar o comprar una casa.

Esto se da tanto en jóvenes recién graduados, como en inmigrantes recién llegados.

El modelo de familia extendida también funciona cuando los miembros mayores que no pueden tener una vida autónoma están mejor con sus hijos o nietos, que en casas de jubilados. Para que esta sea una experiencia exitosa debe haber suficiente espacio en la casa, como para que se tenga cierta autonomía.

El modelo de familia extendida no funciona, cuando la competencia por espacios mínimos de privacidad lleva a un constante cuestionamiento sobre quién tiene más derechos sobre el uso del espacio.

El precepto de que “quien es dueño del techo, es dueño del derecho” no siempre funciona.

Los cambios de estilos de vida y necesidades de privacidad de las distintas generaciones generan tanto estrés que con frecuencia se producen conflictos y distanciamientos entre la misma familia.

En la jerga mexicana hay una serie de dichos que expresan bien estas preocupaciones:

“La casada, casa quiere”.

“El muerto y el arrimado, a los cinco días apestan”.

“Mujeres juntas, solo difuntas”.

Aunque en la ideología etnocentrista de los latinos en los Estados Unidos se suele acentuar mucho el valor de la familia, lo cierto es que la institución familiar además de ser un buen soporte psicológico para el desarrollo de las personas, también tiene un componente conservador y negativo para el desarrollo de la individualidad.

Los estándares familiares no siempre impulsan las cualidades de experimentación, tolerancia y autonomía que requieren los jóvenes.

Por otra parte, es más fácil ponerse de acuerdo entre padres e hijos sobre temas relacionados a las profesiones, sexualidad y estilos de vida, que con la familia extendida que significa discutir con los abuelos, tíos, primos-

Según el Pew Report, en 1900, el 57 por ciento de las personas mayores de 65 años vivían en familias extendidas. Para 1990, solo era la mitad.

En la actualidad, en que la economía no deja muchas opciones sobre cuántas personas acomodar en una casa, hay que considerar bien la diferencia entre tener una “familia extendida” por necesidad material, porque no hay dinero para pagar más espacio habitable, y elegir una familia extendida por necesidad psicológica, para tener más de cerca al abuelo o a la abuela que ayudan a la educación moral de los niños.