Las cualidades de nuestra vida están muy influenciadas por nuestras relaciones, las cuales reflejan mucho de nosotros mismos. Por ello, a la hora de cultivar nuestros vínculos sociales, hemos de fijarnos no sólo en la cantidad sino sobre todo en su calidad.
Comience respetando la libertad y el espacio personal del otro individuo. Acepte a cada uno tal como es, sin pretender cambiarlo. Interésese por los demás y procure conocerlos bien y no quedarse sólo en su superficie. En sus relaciones evite la idea de posesión.
Éstas son algunos de los ingredientes de las llamadas relaciones de calidad, esas que nos ayudan a crecer como personas y a sentirnos bien, que nos sirven de apoyo e inspiración en los momentos duros, y que están a nuestro lado cuando las necesitamos. Relaciones basadas en el mutuo respeto y aceptación, y que suelen contarse con los dedos de la mano.
“Es parentesco sin sangre una amistad verdadera” señaló alguna vez el famoso dramaturgo y poeta español, Pedro Calderón de la Barca. Pero, ¿cómo se pueden conseguir, cultivar y cuidar unas buenas relaciones, casi un tesoro, que vayan más allá de un simple intercambio ocasional de experiencias y emociones, y que no se limiten a compartir sólo los bueno momentos?.
CONSERVAR BUENOS AMIGOS
De acuerdo con la psicóloga clínica Marga García “generar y mantener unas relaciones sanas y duraderas” requiere además de habilidades sociales, tener presente una serie de claves al relacionarnos:
1.- Diga adiós a la timidez. Tome la iniciativa para conseguir nuevas relaciones. Establezca qué personas le interesan y elabore una estrategia para entrar en contacto con ellas. El miedo al rechazo es un freno para entablar amistades o relaciones sentimentales. Actúe con decisión y confianza y descubrirá sus propias capacidades.
2.- Conozca a las personas. Interésese por las aficiones, costumbres, emociones y forma de pensar de quienes le rodean. Consiga, a través de su inteligencia, compresión y buena disposición, así como el ejercicio de ponerse en el lugar de los demás- convertirse en alguien con quien los demás deseen compartir sus experiencias y sentimientos.
3.- Evite el auto-aislaimiento. Encerrarse en uno mismo equivale a reconocer la derrota antes de empezar a luchar por conseguir unas relaciones sociales de calidad. La soledad forzada y duradera es nociva psicológica y emocionalmente. Siempre es más estimulante tener con quien hablar, reír, compartir, amar. No espere a que la gente venga a su casa a buscarlo. Comience a realizar actividades sociales y grupales que le gusten. Compartirá intereses y buenos momentos y surgirán amistades.
4.- Recuerde que nunca es tarde. Siempre se está a tiempo de hacer nuevas amistades, a cualquier edad y en cualquier circunstancia. Los nuevos lazos que establecemos con otra gente nos hacen crecer, nos abren a nuevos mundos, nos revitalizan y nos inyectan entusiasmo. “El mejor turismo es el que se realiza en el alma de otras personas”, dice un proverbio.
5.- Deje de ser “dueño de la verdad”. Buena parte de las dificultades y del deterioro en las relaciones provienen del afán de tener siempre la razón y de la necesidad de que la otra persona acepte sus errores, de ganar las discusiones o demostrar que somos mejores. Una buena relación se da entre iguales.
6.- Respete el espacio del otro. Cuando se quiere a alguien por lo que realmente es y no por lo que creemos que debería ser, se le otorga de manera natural privacidad y espacio. Hay que dar a los demás la posibilidad de ser ellos mismos, en lugar de intentar moldearlos de acuerdo a nuestras expectativas.
7.- Elimine el concepto de la posesión. Podemos disfrutar de una amistad, pero no podemos poseer a nadie. El hecho de querer dominar, controlar o “tener” al otro es uno de los mayores gérmenes de conflictos en las relaciones.
8.- Renuncie a comprender. No hace falta entender por qué alguien actúa, piensa o reacciona de un modo determinado. Cada persona tiene una evolución diferente y ve las cosas a su manera. La premisa de toda relación sana radica en respetarse y ayudarse mutuamente en el crecimiento personal.
9.- Sea su mejor amigo. Para estar bien con los demás hay que sentirse a gusto con uno mismo. ¿Qué tipo de soledad está sufriendo y a qué se debe? Piense en cómo es usted de verdad: cuáles son sus ilusiones, necesidades, deseos, limitaciones. Si no se acepta y ama a usted mismo, es muy difícil trasmitir a los demás la cercanía y comprensión que requiere la amistad.
10.- Sea tolerante con los demás. Cuánto más acepte a cada persona como realmente es y más tolerante sea con la gente, más amistades tendrá y también se sentirá mejor con usted mismo. Nadie es perfecto. Si acepta lo que no le gusta de una persona, a cambio disfrutará de todo lo bueno que ésta puede ofrecerle. EFE-REPORTAJES.