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  • Vestigios de casas cónicas y una pintura mural de antiguos...

    Vestigios de casas cónicas y una pintura mural de antiguos apaches fueron localizados por investigadores del INAH en el sitio arqueológico Cañón del Embudo. El descubrimiento constata que estos grupos se refugiaron en este abrigo rocoso durante la persecución que sufrieron en Estados Unidos hacia 1850. RML.

  • Vestigios de casas cónicas y una pintura mural de antiguos...

    Vestigios de casas cónicas y una pintura mural de antiguos apaches fueron localizados por investigadores del INAH en el sitio arqueológico Cañón del Embudo. El descubrimiento constata que estos grupos se refugiaron en este abrigo rocoso durante la persecución que sufrieron en Estados Unidos hacia 1850. RML.

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MÉXICO, D.F., julio 26 (EL UNIVERSAL).- Vestigios de casas cónicas y una pintura mural de antiguos apaches fueron localizados por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en el sitio arqueológico Cañón del Embudo, en Chihuahua, considerada la zona arqueológica más grande de la Sierra Madre.

El descubrimiento, en el que resalta una aldea con restos de 20 tipis (casas apaches o tiendas cónicas), constata que estos grupos se refugiaron en este abrigo rocoso durante la persecución que sufrieron en Estados Unidos hacia 1850, afirmó el arqueólogo Eduardo Gamboa, responsable de los trabajos de investigación en el Cañón del Embudo.

En este mismo lugar, también se registró el hallazgo de gran cantidad de piezas de cerámica y cestería, así como herramientas de la cultura Paquimé, con una antigüedad de 900 a 1450 d.C., los cuales ofrecen nuevas luces sobre esta extinta civilización.

Estos descubrimientos se originaron durante los trabajos de investigación arqueológica y conservación que lleva a cabo el INAH en el Cañón del Embudo, donde hay más de 20 cuevas en cuyo interior existen construcciones prehispánicas conocidas como “casas en acantilado”.

Las labores se llevan a cabo con recursos aportados por la Fundación J.M. Kaplan, a través de la World Monuments Fund, y que ascienden a 75 mil dólares, informó el INAH.

De acuerdo con Eduardo Gamboa, también director del Centro Cultural Paquimé, los apaches llegaron a ocultarse en este sitio porque lo consideraban un lugar sagrado de sus ancestros.

Durante estancia no habitaron en las Casas en Acantilado, sino que construyeron sus tipis, en las viviendas prehispánicas que hay en las cuevas los apaches sólo hacían ceremonias y en ese contexto pintaron el mural que también encontraron los especialistas del INAH.

Dicho mural, dijo Gamboa, está pintado en dos cuartos de uno de los conjuntos habitacionales que los arqueólogos han denominado Cueva de las Pinturas Apaches.

Estos grupos dejaron plasmadas escenas en las que aparecen montados a caballo, en las que predomina el color negro porque fue elaborado con ceniza, a diferencia de las pinturas prehispánicas trabajadas con pigmentos de colores.

El antropólogo señaló que al interior de otras cuevas también se encontraron artefactos de metal y gran cantidad de rastrojo, principalmente de caballos, lo que indica que esos espacios fueron usados por lo apaches para guardar animales.

Así mismo, Gamboa añadió que durante los trabajos de restauración que se realizan en la Cueva de Las Jarillas -donde se conserva uno de los conjuntos de “casas en acantilado” más grandes de toda la región- se localizó gran cantidad de objetos prehispánicos de la cultura Paquimé.

Entre estos objetos destacan piezas de turquesa, concha, cerámica de la región de Madera, con imágenes que hacen referencia a la arquitectura y sus deidades totémicas como la del perico.

También se ha hallado cestería, entre la que se encuentran mecapales, cuerdas y morrales, conservados por las características de las cuevas; objetos de adorno personal, como collares elaborados en concha y piedra, y herramientas, como hachas y metates, así como fragmentos de restos de animales como venado, jabalí, pescado y ratón, que formaban parte de la dieta de los grupos prehispánicos.

El arqueólogo del INAH comentó que además se halló otra pintura mural, ésta de la cultura Paquimé, en la que están plasmadas figuras de humanos con cabezas de animales y seres que combinan diversas partes de aves y peces.

Gamboa añadió que estos trabajos arqueológicos han permitido definir varios periodos de ocupación en las cuevas, que iniciaron con grupos que habitaron ahí de 600 al 900 d.C., antes de existiera la arquitectura; continuaron con los grupos prehispánicos (900 a 1450 d.C.) que crearon viviendas al interior de las cavernas.

Posteriormente, de 1450 a 1475 se dio un periodo de violencia generalizada en la región que culminó con el abandono de estas cuevas; y hacia 1850 llegaron los grupos atapascanos o apaches.

El investigador comentó que los objetos encontrados han sido recolectados en los últimos cuatro meses, a la par que se continúa con las labores de conservación del conjunto habitacional de la Cueva de Las Jarillas, que consta de más de 30 cuartos.

“A través de este proyecto se han localizado más de 180 sitios con “casas en acantilado”, y se han excavado y consolidado los más importantes: Cuarenta Casas, Huápoca, Las Rancherías de Sírupa, Cueva de la Olla, Cueva Grande, y ahora Cañón del Embudo, el más significativo de todos”, concluyó./JGM