Corporaciones como Google, Apple y Microsoft parecen estar en acuerdo en una cosa en el presente: el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA en inglés) en EE.UU. menoscaba la libertad en el país.
Es curioso que fueran justamente estas y otras compañías las que prestaron sus servicios al gobierno para que ese espionaje se llevara a cabo sin el conocimiento ni el consentimiento de personas como usted y como yo.
Fue más que nada la información infiltrada acerca del espionaje indiscriminado proveída por Edward Snowden, ex trabajador de una agencia subcontratada por la NSA, la que ocasionó que se iniciara el debate acerca de estas prácticas gubernamentales en la nación.
Y la controversia crece cuando a quiénes vigila la NSA no son tanto terroristas peligrosos, criminales o maniacos; sino personas ordinarias, como aquellas con ideologías religiosas, activistas, voluntarios de partidos independientes, o hasta estudiantes de colegios universitarios, etc. En resumen, simplemente personas comunes y corrientes, las cuales son consideradas como- “¿una amenaza?”. Así es.
¿Por la libertad… o las ganancias?
El debate entre las corporaciones y el gobierno hoy en día, no es realidad acerca de la protección de libertades. Más bien, es acerca de las ganancias que decayeron cuando se filtró la información del espionaje radical llevado a cabo.
Y es que mientras nada se sabía en los medios, las compañías ayudaban al gobierno proveyéndole toda la información sobre las comunicaciones de sus usuarios. Llamadas, correos electrónicos, comentarios en redes sociales, y hasta visitas a páginas de internet y búsquedas en Google fueron capturados por el gobierno “por si su uso futuro se hace necesario”.
Toda esta acumulación de información parecería inofensiva; pero cuando sabemos que el nombre suyo o el de algún conocido pueden estar en una lista de personas supuestamente porque “podrían representar una amenaza a la nación”; entonces las cosas se ven desde otra luz.
Los temidos Centros de Fusión
Y es a través de agencias regadas en todo el país llamadas “Centros de Fusión”, que se realiza el espionaje y hasta de ser “necesario”, la detención de aquellos que según su criterio, podrían realizar algún daño.
Según Mike German, ex agente del FBI, la creación de “Centros de Fusión” fueron creados “bajo el agua”, sin reglamentos ni supervisión; por lo tanto, realmente nadie puede hacerlos responsables de sus acciones. Todo esto, sin duda alguna, se presta al abuso.
Una última noticia este miércoles en la que Snowden dio conocer que la NSA instala archivos llamados cookies en computadoras de usuarios a través de Google. Dichos archivos proveen información acerca de las comunicaciones hechas por los del usuarios con el navegador de Internet. Además pueden servir para hackear computadoras.
Esto, en resumen, es lo que representa el status quo en el presente en cuanto a comunicaciones y espionaje. En teoría, cualquiera puede ser arrestado por lo que habla, compra, o por las actividades que realice. Solo el gobierno podría pensar que algo así es buena idea.
Obama dijo el día de hoy en la ceremonia luctuosa de Nelson Mandela: “él fue el gran libertador del siglo XX” e instó al mundo a “imitarlo”.
Como eulogía sonó bonito, pero obviamente fue solo falacia retórica para ensalzar la imagen de alguien que triunfó a pesar de todo; pero desgraciadamente en Norteamérica hacer algo así equivaldría no solamente a ser espiado, sino a ser considerado un terrorista (como fuera categorizado Mandela en los EE.UU.) y a ser detenido indefinidamente.
A pesar de todo y gracias a que mucha gente se enteró del asunto y dejó de usar ciertas compañías en el internet; ahora Google, Apple y Microsoft, consideran que esto debe cambiar.
Gracias a la acción de la gente a través del boicot, se produjo presión sobre las grandes empresas, y esto ahora puede resultar en un cambio en las políticas de espionaje del gobierno, que por moderado que sea, nos deja la enseñanza de lo que podemos hacer cuando nos organizamos.
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