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Nueva York, 11 abr (EFE).- Ecuador ha elegido EE.UU. para dar pasos de gran significado en una estrategia encaminada a zambullirse en la economía del conocimiento, un modelo que, según el Gobierno, permitirá al país avanzar por la senda del progreso mediante un conjunto de políticas que ha bautizado como el “Buen Vivir”.

EE.UU., como gran potencia mundial, se sitúa en primera línea en factores como la innovación, el desarrollo tecnológico, el conocimiento y el talento humano, algo que el Ejecutivo ecuatoriano quiere inclinar a su favor con acercamientos de carácter académico a ese país como los que estos días protagoniza el presidente Rafael Correa, de visita por Boston, New Haven y Nueva York.

Conferencias, reuniones y recorridos por las universidades de Harvard y Yale y por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés), clasificados entre los mejores centros de educación superior del mundo, conforman una agenda orientada a estrechar los contactos académicos y los proyectos de colaboración en favor de la proyección de ese nuevo modelo.

Se trata de una fórmula acorde con la filosofía izquierdista de Correa y de su Gobierno, por cuanto esta “economía social del conocimiento” se basa en principios de inclusión, de igualdad de oportunidades y de búsqueda del bienestar del conjunto de la sociedad.

En esa línea, medidas aplicadas por el Ejecutivo ecuatoriano, como el incremento del porcentaje sobre el producto interno bruto (PIB) anual destinado a la educación superior, que ha pasado del 1,1 % al 2 % y se sitúa como la tasa más elevada de la región, denotan la firme decisión de avanzar por ese camino.

Lo mismo ocurre con el establecimiento de una nueva clasificación de las universidades y con la creación de cuatro grandes centros universitarios de alto nivel en el país en el contexto de una estrategia que, en lo económico, implica también el abandono del modelo primario exportador.

“Lo que actualmente mueve al mundo, genera economía, genera emprendimientos, es la innovación, y la innovación que parte de la ciencia y se traduce en tecnología que resuelve problemas”, decía esta semana a Efe el secretario nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt), René Ramírez.

Ello propicia la creación de puestos de trabajo y, además, ayuda a resolver “uno de los problemas que tenemos en Ecuador, que es la baja productividad”, porque este modelo “implica mayor riqueza” y “tiene una incidencia directa en el mercado, en la productividad, en los salarios”, agregó.

A ello se une la contribución que este modelo propone de cara a la búsqueda de “nuevo valor agregado, con rendimientos crecientes de escala, porque es inagotable” frente al modelo de la economía primaria exportadora, dijo Ramírez.

El país posee 8.000 estudiantes becados, entre los cuales figuran, por ejemplo, 19 en la prestigiosa Universidad de Harvard, muchos de los cuales se acercaron el martes a Correa para saludarlo y agradecerle lo que está haciendo por el país en materia educativa.

El gobernante ha subrayado durante esta gira que los países que no generan suficientes conocimientos se quedan rezagados y dependen de lo que producen otros, por lo que, de no reducir las distancias con relación a los más avanzados en materia de educación, ciencia y tecnología, el futuro que les espera es de subordinación.

Por eso, Correa ha elegido escenarios específicos para los encuentros de esta semana, como Boston, donde se ha entrevistado con los máximos dirigentes de la Universidad de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés) y Connecticut, donde ha mantenido encuentros con responsables de Yale.

Aunque estos tres prestigiosos centros solo admiten a alumnos muy destacados, en ellos aspiran a cursar estudios miles de jóvenes de todo el mundo.

A los ecuatorianos que ya lo han conseguido el jefe del Estado les recordaba, en un encuentro informal, la importancia del esfuerzo que están realizando y, sobre todo, de regresar en un futuro próximo a su país para compartir con otros lo que han aprendido.

Esto es algo que el gobernante sabe bien, pues él mismo cuenta con estudios de postgrado en universidades de Estados Unidos y Bélgica y por eso concede valor a la experiencia de los jóvenes becados en el exterior.

Como les explicaba entre los regios edificios de Harvard (Universidad fundada en 1636), la experiencia tiene la importancia de la formación y la acumulación de conocimientos, pero su significado es mayor todavía si se piensa en la amplitud de miras que proporciona una estancia universitaria en el exterior, en convivencia con culturas y mentalidades diversas. EFE