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El libro "Vivir sin tóxicos" de la Dra. Silvestre
El libro “Vivir sin tóxicos” de la Dra. Silvestre
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Leyendo un reportaje de la agencia noticiosa EFE sobre cómo “vivir sin tóxicos” basado en el libro con el mismo nombre de Elisabet Silvestre, doctora bióloga, se da uno cuenta que a donde quiera que ponga la vista, existen objetos cuyos ingredientes pueden contener venenos lentos.

En esa gama extensa de productos, se mencionan desde los usados para la limpieza hasta los alimentos.

La verdad, lo normal después de leer notas como estas es sentirse abrumado.

Y no es para menos. Muchos de esos productos contienen sustancias químicas que pueden causar males tan variados como el Parkinson y el cáncer.

Según la doctora Silvestre, “las sustancias químicas [están] presentes en los productos de limpieza de la casa, en los cosméticos, muebles, telas, utensilios de cocina, e incluso en los juguetes de los más pequeños de la casa.”

Lo controversial de este asunto, es que todos esos productos fueron previamente aprobados por la agencia estadounidense de fármacos y alimentos (FDA en inglés), una institución gubernamental que fue creada para proteger la salud y los intereses del consumidor.

La FDA, entre otras cosas, “es responsable de proteger la salud pública asegurando la seguridad, la eficacia y la seguridad de los medicamentos humanos y veterinarios, productos biológicos, dispositivos médicos, suministro de alimentos de nuestro país, cosméticos y productos que emiten radiación”, según su portal digital.

También se encarga de someter a estudios científicos los nuevos productos para evitar que sean un riesgo para la salud pública, al mismo tiempo que impone los “niveles aceptables” de químicos dañinos que estos puedan tener.

Aunque diversos científicos han dado a saber a través de sus propios estudios que tal vez esos niveles no son tan “aceptables” después de todo. Y muchos de ellos, inclusive envían esos estudios a la misma FDA.

En su libro, por ejemplo, la bióloga dice que “las evidencias científicas indican que las dosis bajas -hasta hace poco consideradas inocuas- que pueden ser habituales en el día a día pueden llegar a sensibilizar algunos organismos, haciendo que aparezcan síntomas y trastornos de salud. No todos los organismos reaccionan de la misma forma ante la exposición habitual a estos agentes. Depende de múltiples factores, como la naturaleza del agente tóxico con el que se está en contacto, del tiempo de exposición al mismo, de la dosis, de la sinergia con otros agentes, de la sensibilidad personal, etc.”

En los tiempos actuales, lo mejor es hacerse conocedor de todo aquello que uno consume, de sus ingredientes, sobre sus posibles efectos en nuestro cuerpo.

Aunque si bien nosotros mismos no deberíamos estar buscando este tipo de información para prevenir esos posibles males -ya que el trabajo de la FDA es exactamente ese-, en estos tiempos en los que la confianza sobre agencias como esta ha ido mermando, no hay muchas opciones que digamos.

Como ya he dicho antes, infórmese. No deje su salud y la de los suyos en manos de otros ni se abandone a la idea de que agencias como la FDA están haciendo su trabajo como deben.

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