Skip to content
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

(function(d, s, id) {
var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0];
if (d.getElementById(id)) return;
js = d.createElement(s); js.id = id;
js.src = “//connect.facebook.net/en_US/all.js#xfbml=1”;
fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs);
}(document, ‘script’, ‘facebook-jssdk’));

La noticia de los niños inmigrantes provenientes de Centroamérica que han cruzado la frontera ‘solos’ ha generado todo tipo de reacciones no solo en contra de los padres que pusieron a sus hijos en manos de desconocidos con la ilusa esperanza que pudieran cruzar y ser entregados a sus familiares que viven en Estados Unidos. Ahora también residentes de Escondido, California, han mostrado su rechazo hacia los chicos mientras el Condado de San Diego, con la ayuda de un contrato federal, renta un antiguo asilo de ancianos para recibir temporalmente a 95 de ellos.

Las supuestas causas de dicho rechazo, aunque son varias, resultan también bastante infundadas.

Por ejemplo, algunos temen el “potencial de delincuencia y violencia” que estos niños puedan traer a la comunidad. Sin embargo, este argumento hace de lado el hecho que estas creaturas estarán viviendo en una casa custodiada. Por otro lado, la causa de que estos niños estén ahora lejos de sus países de origen, es precisamente la criminalidad rampante en Centroamérica; de la cual vienen huyendo.

Otra razón, la cual debo decir, es no solo absurda, sino hasta deshumanizante; es que temen que los infantes puedan traer “enfermedades” consigo; esto a pesar de que el mismo Departamento de Servicios Médicos (HHS en inglés) se encarga de chequear el estado de salud de cada niño para garantizar su bienestar mientras estén en suelo norteamericano.

Según California News Service, ninguno de los refugios de menores distribuidos en el país ha tenido reportes de “los tan temidos” problemas.

Una falta de entendimiento de las causas de este suceso, o simplemente un sentimiento anti-inmigrante se ha volcado en contra de aquellos que están totalmente desprotegidos.

Si bien en Centroamérica siempre ha habido problemas propios del tercer mundo, la criminalidad y la inseguridad ha ido llegando a niveles abrumantes, tanto así que ha alcanzado a los pequeños, pues pandillas como la temida y odiada Mara Salvatrucha originada por inmigrantes salvadoreños en Los Angeles, les fuerza a integrarse a sus filas.

Muchos de esos delincuentes pandilleriles, ahora viviendo en Centroamérica, han sido previamente deportados después de pasar tiempo en cárceles estadounidenses, que en lugar de reformar, generalmente profundizan el comportamiento criminal de los individuos.

El problema es, entonces, demasiado complejo para simplemente buscar culpables.

Sin embargo, hasta la misma primera dama de Honduras se aventuró a sugerir a los padres que enviaban solos a sus hijos a EE.UU. que “ahorraran esos $10,000 o $15,000 dólares que gastaban en el coyote para mejor darles a ellos un mejor futuro”. Como si la razón fuera meramente económica. Es irónico, sobre todo cuando ella misma reconoció en su discurso que la inseguridad de su país es la principal causa de dichas migraciones.

Al final, una cosa es segura; el buscar culpables de forma simplona y tratar de arreglar las consecuencias sin atender las causas, no es la solución. Mientras tanto, estos pequeños se encuentran en tierras extrañas, sufriendo no solo hacinamiento; sino repudio por parte de algunos de sus no solicitados huéspedes.

Mándenos sus comentarios a: rmsandoval@live.com

NOTAS RELACIONADAS:

– Carta de un inmigrante