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Austin (TX), 26 sep (EFEUSA).- Con la mirada puesta en las elecciones del 4 de noviembre, Texas y Nuevo México reviven el debate sobre el acceso de los inmigrantes indocumentados a licencias de manejo y la conveniencia de mantener o modificar sus políticas, ahora opuestas.

En el estado de la estrella solitaria los indocumentados perdieron el derecho a tener o renovar el permiso de conducción en 2011, un año ajetreado en términos legislativos por la aprobación de un paquete con más de 100 leyes antiinmigración.

El representante estatal demócrata Roberto Alonzo impulsó dos años más tarde, aprovechando un nuevo clima más relajado respecto a las leyes vinculadas con la inmigración, una propuesta para volver a expedir las licencias, pero no convenció a los republicanos, con mayoría legislativa. Ahora, Alonzo volverá a probar suerte.

La norma ha provocado que cerca de dos millones de indocumentados conduzcan sin permiso en Texas y, por consiguiente, al menos el mismo número de personas no estén aseguradas, sucediéndose los casos de huidas tras accidentes.

Alonzo, que representa al distrito de Dallas, presentará de nuevo en noviembre el proyecto que fue rechazado en 2013 y según explicó en una entrevista con Efe, confía en que los empresarios ejerzan presión sobre los republicanos para que sea aprobado: “Esto se va a lograr gracias a las empresas más grandes de Texas”, vaticinó.

“Se trata de ser duro o ser inteligente. Es inteligente que la gente maneje con seguro y es inteligente que la gente maneje con un permiso obtenido tras aprobar los exámenes”, dijo Alonzo al considerar que los indocumentados “van a manejar, van a trabajar y van a seguir aquí”.

No lo tiene fácil. La iniciativa necesita la mayoría absoluta en la Cámara de Representantes, que ahora dominan los republicanos 95 a 55, y mayoría de dos tercios en el Senado, donde los conservadores dominan a los demócratas 19 a 12. Aunque hay elecciones de por medio, no se esperan cambios de mayorías para el próximo periodo.

Por si fuera poco con el voto de la Cámara de Representantes y el Senado, la iniciativa también necesita el apoyo del próximo gobernador, una oficina que se disputan el republicano Greg Abbott y la demócrata Wendy Davis.

Mientras Davis, con pocas posibilidades de ganar la elección, defiende que las personas indocumentadas “deben tener un permiso de conducir y un seguro”, Abbott ha evadido el debate con una referencia a California, donde el Gobierno federal tenía bloqueada hasta hace unos días una norma parecida.

Pero California y el Gobierno federal ya alcanzaron recientemente un acuerdo y las licencias en este estado se empezarán a emitir en enero de 2015.

En Nuevo México la situación es opuesta: su gobernadora, la republicana Susana Martínez, pretende imitar a Texas y derogar el acceso de los indocumentados al permiso de conducir, que ahora está vigente, pero una mayoría demócrata en las cámaras se lo impide.

Su oponente, Gary King, también es partidario de mantener la legislación tal y como está.

Martínez, la primera gobernadora hispana de la historia de Estados Unidos, defiende que la norma convierte a Nuevo México en “un imán para los inmigrantes ilegales” y parece que los electores la apoyan: una reciente encuesta difundida por el Albuquerque Journal refleja que un 75 % de la población se opone a mantener las licencias.

Según el mismo sondeo, un 73 % de los hispanos también se opone a mantenerlas.

En los últimos años una docena de estados han promovido leyes que permiten a los inmigrantes indocumentados acceder a un permiso de conducir, una medida que ahora está en duda en dos de los que comparten frontera con México y que mayores índices de inmigración presentan. EFEUSA