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Póster de campaña política urgiendo a los votantes hispanos a votar en contra de la propuestas 187.
Póster de campaña política urgiendo a los votantes hispanos a votar en contra de la propuestas 187.
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Siendo yo nacido en la ciudad de México, recuerdo venir a este país después de esperar por 12 años para que le llegara a mi familia una cita del consulado americano para emigrar a los Estados Unidos.

Era el año de 1995 y yo cursaba la carrera de Arquitectura en la UNAM, en la ciudad de México. Meses después, al obtener la tarjeta verde, me vendría a vivir con mi familia a Los Angeles, California, e iría presenciando una serie de cambios fundamentales no solo en el país, sino en todo el mundo. Como inmigrante, fui testigo de la lucha de los inmigrantes indocumentados que fueron poco a poco saliendo de la oscuridad para reclamar su sitio en la sociedad.

YA ES HISTORIA

En ese tiempo, George W. Bush apenas se había convertido en gobernador de Texas y el presidente Bill Clinton lideraba al país. Era un tiempo de paz y expansión económica que duró por dos periodos presidenciales, los cuales presidiría este último.

Por ese entonces, reinaba cierto clima anti-inmigrante en el estado dorado. Justamente en Noviembre de 1994 en California -unos meses antes de nuestra llegada-, se acababa de aprobar a través de un referéndum, la infame ley 187 propuesta por el entonces gobernador Pete Wilson, que prohibía a indocumentados el uso de servicios públicos, sociales y educativos del estado.

Con el tiempo, dicha ley fue definida como anticonstitucional y no fue más allá del deseo de una mayoría de frenar el flujo de inmigrantes indocumentados que llegaban por cientos diariamente.

En lo personal, nunca experimenté muestras de racismo o intolerancia racial. Es más, en ese entonces el clima anti-inmigrante parecía flotar mayormente en el campo político. Según mi perspectiva, no se dejaba ver tanto en lo social.

Yo vivía en Lomita en aquel tiempo, la cual era una ciudad mayormente anglosajona. A pesar de las noticias negativas sobre inmigración de canales anglos, la gente en la calle lo saludaba a uno al pasar. Uno se relacionaba fácilmente con gente de cualquier raza o nacionalidad. En general, sentía que había un clima general de confianza entre la gente.

Con el pasar de los años, las cosas cambiarían. Clinton sería impugnado por una relación extramarital bastante conocida ahora por todos, aunque dejaría su puesto con la frente en alto, con el más alto índice de aceptación que un mandatario estadounidense halla tenido desde la II guerra mundial. Después tomaría el control George W. Bush, con una imagén de despreocupado y hasta de ignorante, llevaría al país a dos guerras y su pobre liderazgo junto con su petición a los bancos de facilitar los préstamos hipotecarios, abrirían las puertas a un avaricioso Wall Street y provocarían la caída económica de la cual no nos hemos recuperado aun del todo.

Fue durante su mandato que vendrían las marchas pro inmigración que batieron récords. Los periódicos clamaban “despertó el gigante dormido”.

Poco después, el atentado del 11 de septiembre del 2001, cambiaría a la nación de forma radical, tal vez para siempre. El sentimiento anti-inmigrante ahora se enfocaba hacia los árabes o contra gente de medio oriente, no faltando incidentes de agresión hacia ellos.

Mientras tanto, el clamor de los indocumentados quedó relegado a segundo término por una guerra sin sentido en contra de Irak, y posteriormente contra Afganistán.

El colapso de la economía seis años después, agravaría las cosas para todo el país; pero sobre todo para los inmigrantes, que fueron tomados como el chivo expiatorio de la fallida economía y la falta de empleos, generados ambos en realidad por Wall Street y sus excesos.

El tema de una reforma migratoria, por su parte, fue sacado de la mesa política una y otra vez. Al mismo tiempo, latinos como yo, nos fuimos concientizando de la necesidad de participar en la política a través de la ciudadanía para lograr una representación más equitativa en las esferas políticas.

Sin embargo, aquel clima de confianza entre la gente que encontré al emigrar a EE.UU., iría también mermando.

LAS MARCHAS, LOS NOTICIEROS, LOS REPUBLICANOS…

Entre marchas por inmigración multitudinarias y notas mayormente en contra de estas dentro de los noticieros, se fue agudizando un ambiente generalizado en contra de los inmigrantes. Si ya de por sí el tema llegaba periódicamente a los noticieros en cada elección, en tiempos recientes, este se fue convirtiendo en una constante dentro del discurso nacional.

Podría decirse que la confianza se tiene hacia personas desconocidas ha disminuido, sobre todo si esas personas pertenecen a otra raza.

Definitivamente, el país no es lo mismo que hace 20 años, y mucho menos si lo vemos ahora desde el lado demográfico. La cantidad de latinos viviendo en California y en el resto del país ha aumentado, así como los hispanos que se hacen ciudadanos y votan.

Pero estos cambios se han sucedido en todas partes de la nación. Tanto así que llegamos podido definir los resultados de las últimas elecciones. Sin embargo, viendo las trabas constantes de los republicanos en el congreso cuando se trata del tema migratorio -que atañe mayormente a los latinos-, me doy cuenta que tal vez esto esté sucediendo por el temor de estos a que más ciudadanos hispanoparlantes decidan el rumbo de la nación- y que este nuevo sendero ya no se vuelque a favor de la mayoría blanca.

La influencia latina es innegable en muchos aspectos de la vida en este país. La resistencia por conservar las cosas como están (o como estuvieron hace años) es entendible hasta cierto punto.

Pero una cosa innegable es que tarde o temprano, las causas políticas tendrán que alinearse con la realidad de que esta nación, está ahora convirtiéndose en una nación verdaderamente diversa.

Mándenos sus comentarios a: rmsandoval@live.com

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