Progreso es avanzar hacia adelante. Los derechos son signos de progreso. Pero gracias a la decisión de un juez sobre la acción ejecutiva, el poco progreso logrado en el tema inmigratorio ha sido suspendido.
“Al menos un demandante satisface todos los elementos necesarios para mantener la demanda”, esto es lo que dijo un juez para justificar la suspensión de la acción ejecutiva que Obama hiciera para proveer alivio temporal a inmigrantes indocumentados. Esto indica, como previera yo, que la guerra política entre Obama y republicanos continuará.
26 estados de la unión demandaron al presidente por tomar dicha acción, quien lo hizo en vista de que el congreso se negara a aceptar una propuesta de ley -pasada por el senado- para regularizar la situación de cerca de once millones de indocumentados en el país.
Al momento de que Obama firmara dicha acción, los republicanos amenazaron con bloquearla. Sin embargo, varios estados de la nación se les han adelantado ya para suspenderla antes de su comienzo, el cual hubiera sido este mes de mayo.
No obstante, el Departamento de Justicia de la nación y expertos en inmigración, han determinado que la acción del presidente está dentro de un marco legal. La misma casa blanca ha expresado seguridad en que el gobierno de Obama “está en un terreno legal muy sólido”.
Pero esto no pareció importarle al juez Andrew Scott Hanen, quien este 16 de febrero, decidió que Obama debe suspender “temporalmente” la implementación de su decreto.
Aun con todo este circo, aquellos que aplicaron anteriormente para DACA, o sea, los llamados “soñadores”, pueden retener sus permisos temporales de trabajo y renovarlos si lo necesitan. De igual forma, los que quieran pueden seguir aplicando para el DACA original.
Las aplicaciones para expandir aquel DACA y el DAPA son las que serán suspendidas mientras que la batalla legal se lleve a cabo y, en vista de que la presente corte decidiera inclinarse por los demandantes (aquellos que quieren que se anulen la medidas); aún queda lo que tenga que decir la corte suprema de la nación.
Esto, claro está, desgraciadamente tomará un tiempo indeterminado. Y nuevamente, los que pagan las consecuencias son aquellos que, carentes de documentos legales, están a la deriva y quedan vulnerables a los abusos de siempre.
Si bien la acción del presidente no era la mejor opción para regularizar a esa gente (solo ayudaría alrededor de cinco millones de personas indocumentadas), es claro también que era la única opción real que esas personas tenían de momento. Y esto sucedió gracias a que aquellos que deberían estar haciendo leyes para lograrlo simplemente se niegan a hacerlo.
El congreso y el senado, de mayoría republicana, no tienen voluntad para brindar ningún tipo de ayuda a inmigrantes sin documentos, eso lo han dicho ya clara y redundantemente.
Ese empecinamiento suyo hace pensar que más que el bien del país -que también saldría beneficiado con la contribución de todas esas personas-, parece que sus acciones -o la falta de estas- se basan única y exclusivamente en la xenofobia y el prejuicio. Claramente sus acciones no son signos de progreso, sino de un retroceso caprichoso, absurdo y hasta incoherente.
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