YA VIENE Santa Clause. Falta un par de meses. Pero ya le escribí mi carta de lo que necesito: 1) Santa, por favor traeme un hígado nuevo para aguantar a estos candidatos de lento aprendizaje que siguen usando los mismos “tricks” para atacar a los trabajadores inmigrantes. 2) Te encargo unas dos docenas de libros de texto de Economía para que se pongan a estudiar las funciones del Estado moderno para impedir que los tiburones de Wall Street se traguen a los pescaditos, es decir a nosotros los que somos clase media y media clase. 3) Si pasas por Roma, Santa, también te encargo unas dos docenas de la Encíclica Ecológica del Papa Francisco para regalárselas a los precandidatos. Tu sabes, todavía muchos dudan si hay o no hay calentamiento global, y lo van a creer hasta que vean osos polares en las playas de Santa Mónica.
SANTA , tu que conoces bien el mundo, también quiero que me ayudes a hacerles entender a los residentes la necesidad de hacerse ciudadanos, y a los que ya lo son, a que se registren para votar y voten. Mira, tu y yo sabemos que es muy bonito decir “soy ciudadano del mundo”, pero si no empezamos por ser ciudadanos del país en que vivimos, todo lo demás es una jalada de pelos.
DIME tú qué hacen en esos países tan bonitos donde casi todos votan y realmente participan. ¿Les regalan pizzas por cada vez que votan? ¿Les dan una bicicleta si se registran para votar?…
MIRA, ahora que el gobernador de California firmó una ley para que se puedan registrar para votar en las oficinas del DMV, todo esto parecería que va por buen camino. Pero, no creas, hay muchos cabezones que no agarran la onda.
SI, SI, CLARO… Hay muchos que piensan que “política” es una palabra mala, pero tampoco agarran la onda de que eso es mejor que andar sacándonos los ojos. Bueno, Santa, ahí te encargo, a ver qué puedes hacer, ahora que ya algunos candidatos ya están recibiendo sus mordidas de los “Superpacs”, de los clubes de millonarios.
