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    En la imagen un marinero beliceño de origen garífuna trabaja en su embarcacion en un embarcadero público en Belice City (Belice).

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    La población mayoritaria de Belice está compuesta por mayas y por garífunas. En la imagen unos militares representando a Belice en un homenaje a México en Ciudad de México.

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    Un hombre pasea sus perros en la playa de la isla caribeña de San Pedro,en Belice.

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Situado entre México y Guatemala, el territorio de Belice se extiende por una breve geografía de 23.000 kilómetros cuadrados donde conviven hasta ocho grupos minoritarios, entre ellos los mayas y los garífunas, descendientes de africanos.

Situado entre México y Guatemala, el territorio de Belice se extiende por una breve geografía de 23.000 kilómetros cuadrados donde conviven hasta ocho grupos minoritarios, entre ellos los pocos conocidos mayas y los garífunas descendientes de africanos.

La escasa población del país, de poco más de 300.000 habitantes, está compuesta también por poblaciones llegadas de otras partes del Caribe, mestizos, ingleses, menonitas, libaneses, chinos e indios.

Según datos del censo de 2012, los mestizos representan la mayoría de los habitantes con un 48 %, los descendientes de africanos son el segundo grupo mayoritario con un 25 % y los indígenas de ascendencia maya el tercero con un 10 %, mientras que el resto pertenecen a los otros grupos étnicos con presencia en Belice.

La mayoría de la población profesa la fe católica (50 %) y protestante (25 %).

TRASFONDO HISTÓRICO.

Antes de la colonización por las antiguas potencias europeas, Belice estuvo habitado por mayas, quienes tomaron contacto en 1638 con el imperio español, que mantuvo disputas con los ingleses por la construcción de asentamientos con el objetivo de asegurarse la soberanía de esas tierras.

El Instituto para la Investigación Social y Cultural de Belice recuerda que los mayas se resistieron desde un principio al cristianismo y a formar parte de la estructura social del Estado de Belice que conocemos en la actualidad.

Con el paso de los años la Corona española se fue adueñando de gran parte del territorio, aunque tuvo que compartirlo con el Imperio británico que no cedía en su afán de conquista.

España no permitió a los británicos la explotaciones madereras hasta 1763, cuando todo cambió por la firma del Tratado de París.

El Ejército español trató de expulsar a los británicos de Belice sin éxito y fue derrotado por la Armada británica en la batalla de Cayo St. George, en 1798.

A partir de ese momento los británicos fueron tomando el control del territorio hasta que en 1871 la conocida como Honduras Británica pasó definitivamente a control inglés y a depender directamente de Jamaica hasta 1884.

El 1 de enero de 1964 el país promulgó su propia Constitución, que le otorgó un régimen autónomo y el 3 de marzo de 1965, George Price fue elegido primer ministro antes de que el territorio pasara a denominarse Belice .

Las disputas territoriales con Guatemala provocaron un refuerzo de la guarnición británica en suelo beliceño durante la década de los setenta del pasado siglo.

La ONU reiteró en diversas ocasiones el derecho de la colonia a su independencia, que finalmente la obtuvo del Reino Unido, el 21 de septiembre de 1981.

LUCHA DE MAYAS Y GARÍFUNAS POR SU CULTURA.

En Belice los indígenas de ascendencia maya se dividen en los grupos de los yucatec, los mopan y los q’eqchi’, cuya principal diferencia radica en los dialectos que utilizan para comunicarse.

Los mayas son considerados los habitantes oriundos de la tierra y mantienen el legado de haber luchado por su independencia, según el Instituto para la Investigación Social y Cultural de Belice.

Los yucatec y los mopan mantienen poblados y predominan en localidades al norte de la Ciudad de Belice, como Corozal y Orange Walk. Los q’eqchi’ viven más al sur, en áreas que hacen frontera con Guatemala, donde habitan en tradicionales casas de madera con techos de paja y suelos de tierra.

La agricultura es su principal fuente de subsistencia y recurren a prácticas tradicionales como el cultivo de maíz, granos y arroz, además de mantener el sistema tradicional de gobierno que tenían los mayas en tiempos ancestrales, a pesar de que el Estado de Belice ha intentado que adopten estructuras sociales y burocráticas de corte occidental.

En un informe de 2010 de la organización Conservation International se señala que los q’eqchi’ comparten en Toledo territorio con los garífunas, de origen africano.

Los garífunas, también conocidos como afrocaribeños, llegaron a Belice a principios del siglo XIX, la mayoría proveniente de la isla caribeña de San Vicente.

Según datos del Instituto Sarstoon Temash para la Coordinación de Pueblos Indígenas, un pequeño grupo de esclavos africanos escaparon de esa isla y llegaron a la costa de varios territorios de Centroamérica, incluyendo Belice, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

En Belice se asentaron en la costa, donde se dedicaron a cultivar plantaciones de arroz, plátanos y a la pesca como modo de subsistencia. En el área del Parque Nacional Sarstoon Temash actualmente trabajan en la industria de madera y hojas de palmeras.

Su gastronomía se basa en el pescado, el plátano, coco, yuca y otros tubérculos, a lo que suman dulces elaborados con leche de coco.

Los garífunas se caracterizan por una rica cultura que se manifiesta a través de sus ritmos y danzas como la llamada punta, que acompañan con música de tambores y maracas.

RECONOCIMIENTO DE TIERRAS.

La organización Conservation International detalla en su informe de 2010 que el reconocimiento de tierras es una de las mayores preocupaciones de estos dos pueblos.

“La situación de entrega de tierras a los indígenas garífunas y los q’eqchi’ maya es precaria”, según esa organización.

“Mientras los garífunas han integrado su sistema tradicional de uso de tierras a las directrices del Estado, la mayoría de los mayas se han resistido”, explicó el organismo.

Conservation International apunta que el Gobierno de Belice falla en reconocer los derechos de estos pueblos al alquilar o vender sus tierras sin considerar las normas de los indígenas, lo que provoca desplazamientos internos.

Además, estipula que si se llegara a reconocer los derechos a los indígenas sobre sus tierras se “eliminarían muchas amenazas directas al mantenimiento de los ecosistemas y se prevendrían desastres relacionados a la deforestación desmedida y el impacto medioambiental de las exploraciones de petróleo”.

Uno caso que ejemplifica esta situación cobró fuerza en julio de 2014, cuando la relatora especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, Victoria Tauli Corpuz, pidió al Gobierno de Belice que respetara la propiedad tradicional del pueblo.

La petición llegó después del arresto y encarcelamiento de doce indígenas que expropiaron a un individuo no maya de sus tierras, por haber construido una vivienda sobre una ruínas mayas en el pueblo de Santa Cruz, localizado al oeste de la Ciudad de Belice.

Santa Cruz es uno de los 39 poblados mayas en el distrito beliceño de Toledo y, según la relatora especial, sus derechos han sido refrendados en el sistema legal del país y en la Corte de Justicia del Caribe, el más alto tribunal de apelaciones de Belice.