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Angélica María Sánchez revisa las rosas en capullo, aunque quiere orquídeas en los floreros para su fiesta de XV Años. Ella y su madre, Genoveva Sánchez, comparaban precios en el centro de Los Ángeles, “porque hay que ajustarse al presupuesto de gastos”.
Angélica María Sánchez revisa las rosas en capullo, aunque quiere orquídeas en los floreros para su fiesta de XV Años. Ella y su madre, Genoveva Sánchez, comparaban precios en el centro de Los Ángeles, “porque hay que ajustarse al presupuesto de gastos”.
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Nos gusta hacer el guacamole fresco y no nos gusta hacer los desayunos “en un abir y cerrar de latas”. Tratándose de comida casera, y ropa para los niños no andamos con tacañerias. Bueno, eso es lo que dice un estudio encargado por la Cámara de Comercio Latina y Beacon Economics. En el reporte “”household Consumer Spending in Los Angeles County, se asegura que en los hogares donde la cabeza familiar es latina, los ingresos subieron de $45.9 billones de dólares en el 2000 a $72.4, para el 2014.

Esto, asegura el reporte, tuvo notorias consecuencias en la forma en que se consume en la región.

“Las pautas de consumo de los latinos tienden a variar un poco de otros grupos étnicos, pero aún así las categorías en que se gasta suelen ser las mismas, especialmente en el Condado de Los Angeles, donde el coste de la vivienda es mucho mayor que en el resto del país”, dice un documento proporcionado a Impacto USA.

Por ejemplo, los latinos en el condado angelino gastamos $10.9 billones de dólares solamente en comida, mientras que otro grupo conformado tanto por afroamericanos, asiáticos y otros hogares no blancos, combinados, gastaron $8.5 billones.

Fresco y sabroso

En “La Bodeguita”, un mercadito de Long Beach, en un día cualquiera entran y salen señoras y muchachos con la bolsa del mandado, donde pueden llevar pollo para hacer un caldo, carne ranchera preparada, verduras y frutas.

“A nosotros nos gusta hacer de comer en casa”, dice Aracely González (36), mientras atiende a sus clientes. “Yo a veces le digo a mi mamá ‘oiga, ¿por qué nos acostumbró a hacer todo?”.

-Y eso es ¿por ahorrar o por seguir una tradición cultural? -se le pregunta.

“Yo creo que son por las dos cosas”, dice, “yo, aunque estoy soltera, preparo la comida para dos o tres días, no me gusta comer fuera, y mis hermanas preparan comida todos los días”.

El estudio de Beacon Economics destaca que los latinos, más que ningún otro grupo, gastan más en comida no procesada como huevos, aves y carne de res y cerdo.

Esto requiere cierta disciplina.

Leonor Nuñez (41) dice que algunos días pone sus frijoles a cocer a las 5:45 de la mañana, y un día antes los deja remojando.

“A mi me gusta preparame mis chilaquiles, o mi mole, desde lo básico”, dice Nuñez, quien en la mismo lugar atiende su changarrito de jugos “biónicos”.

“Mire, este jugo verde tiene espinaca, apio, nopal, sábila y piña”, dice al tiempo que le pasa otro jugo a su compañera Aracely.

Y aunque ambas mujeres oriundas de Jalisco saben que hacen lo correcto, a Nuñez no deja de preocuparle lo que está pasando con las jóvenes generaciones.

“Yo tengo una hija de 19 años que prefiere andar comiendo en la calle”, lamenta. “Les da flojera prepararse algo de comer”.

Brecha de generación

Los economistas que estudian los cambios económicos entre latinos se dan cuenta que la gran aspiración de casi cualquier familia es estudiar para elevar los ingresos.

Esto ha hecho que la proporción de latinos que ganaban entre 100,000 a 200,000 dólares en el año creció de un 15.9% en el 2000 a 26.1% en el 2004.

También, muchos de los nuevos inmigrantes provienen de zonas urbanas en México y Latinoamérica y tienen niveles de educación mayores que les permiten integrarse más rápidamente en los “servicios, incluyendo los negocios y actividades financieras”, según el estudio.

Ahí se destaca que aunque los cambios demográficos suelen tomar muchos años en desarrollarse, “en el caso de los latinos de hoy, comparados con los del 2000, son mucho más educados, tienen mejores trabajos y tienen un poder de compra que no puede ser descuidado por los negocios y los medios”.

La diversidad

Así como ocurre con cualquier grupo étnico, los latinos tienen una gran diversidad que se refleja en las formas de consumo, y los orígenes geográficos.

Miguelina de Taveras, una abuela de origen dominicano que llegó a La Bodeguita, de Long Beach, dice que en la cuestión de la comida a los dominicanos les gusta reunirse alrededor de “los mayores”.

“Mire, yo les cocino lo que nosotros llamamos ‘La Bandera’, que es una mezcla de arroz, frijoles y carne. Y los hijos y nietos prefieren comer lo que uno hace”, dice, mientras que con uno de sus hijos se surte de varios ingredientes no procesados.

Miguelina suelta la risa cuando se le dice que sería una buena idea “importar abuelas con habilidades culinarias”.

Pero si bien es cierto que los latinos tienen un gran componente de tradiciones y costumbres que se apegan a lo que se suele exagerar en los comerciales y películas, también, la nuevas generaciones tienen una gran apertura a los nuevos estilos de vida: comer fuera, asistir a clubes, viajar a los casinos, gastar en tecnología.

La mitad del gasto en entretenimiento de los hogares latinos se dedicó al equipo audiovisual: 1.3 billones de dólares.

En comparación, el grupo compuesto por afroamericanos, asiáticos y no-blancos gastó $1 billón de dólares.

Familias jóvenes

Como se ha dicho en otros estudios, la edad media de los latinos es más joven que el promedio general.

Desde ahí se puede entender por qué los latinos gastan más en ropa de niños menores de 2 años ($166 millones) y de muchachos de 2 a 15 años ($246 millones) y muchachas de esta misma edad ($227 millones), que ningún otro grupo étnico.

Es muy probable también que este hecho explique el gran gasto que se hace en teléfonos celulares: $1.35 billones de dólares en el 2014.

Cualquiera que escuche la radio y televisión en español advertirá lo agresivo de las campañas comerciales de las compañías telefónicas.

“Desafortunádamente, el uso de celulares se utiliza demasiado para puro cotorreo”, dice Aracely González, haciendo eco de una idea que podría abaracar también el uso de otros medios electrónicos.

Gastos más relevantes

La cantidad y tipo de gasto de una comunidad habla mucho de su perfil social.

Si una comunidad tiene presupuesto suficiente para cubrir casa, comida y sustento, es muy probable que pueda gastar más en entretenimiento.

Desafortunádamente “la mayor parte del gasto para la mayoría los hogares se destina a vivienda, los de hipotecas, pago de renta. Más Latino continuaron rentando en lugar de ser propietarios de una vivienda, pero esta proporción ha ido disminuyendo durante la ultima década”, dice el estudio. “En el 2014, hogares de renta latinos representaron el 30.5% en todo el condado, comparado con el 26.1% que pagaban una hipoteca.

Racionalidad del gasto

Cuando se sigue ganando menos que el promedio de la población, o se gana muy poco, no se puede diversificar mucho el gasto. Se tiene que gastar en lo necesario para subsitir: comida, renta, transporte…

Pero lo que si es importante destacar es que la calidad de la información puede hacer que el gasto sea más racional.

Quienes viven en el Sur de California tienen la fortuna de contar con una gran variedad de espacios recreativos y educativos que no solamente ahorrarían dinero (parques, bibliotecas, museos…) sino que pondrían a las familias en posició de aspirar a mejores niveles de bienestar y educativos, que, a su vez, se podrían traducir en mejores ingresos.

También, de manera contraria, una excesiva exposición a la propaganda en muchos casos debilita el buen juicio sobre las finanzas familiares.

“Hay quienes no tienen para comer, y andan haciendo grandes gastos de celulares”, decía un pintor de Long Beach.

 

Puede escribir a: jose.fuentes@impactousa.com Instagram: taller_jfs

jose.fuentes@impactousa.com