Si usted ha leído mi columna, ya se habrá dado cuenta en cuanto hincapié hago al hecho de comer sano y evitar lo artificial en nuestros alimentos, sobre todo contienen elementos son perjudiciales para el organismo.
Esto nace de una preocupación básica. El derecho a poder alimentarse y a saber lo que se está consumiendo es vital. Aunque en este país, la falta de trasparencia es cosa de todos los días.
La Agencia de Alimentos y Fármacos (FDA en inglés), ha hecho un trabajo deplorable cuando se trata de aprobar nuevos productos para su venta y consumo. Cada día sabemos nuevas cosas, y esas noticias, cuando de nuestros alimentos se trata, suelen no ser buenas.
Bueno, hoy no es la excepción. Aunque esto no es noticia, es más bien recordatorio.
Se trata de los ftalatos en la comida.
Suena extraño el nombre ¿no? Pues también es algo no solo extraño para su organismo, sino perjudicial.
Este químico está presente en plásticos de vinilo como en el de los paquetes de comida procesada (como el hule emplayador) o en la tubería de las maquinas que procesan comida. También se pueden hallar en productos de belleza y en muchos juguetes para niños.
En productos de uso diario, los ftalatos se introducen a nuestro torrente sanguíneo a través de nuestra piel. Pero el mayor problema surge cuando están presentes en nuestros alimentos, ya que su acceso a nuestro organismo en más directo y en mayores cantidades.
El problema de los ftalatos radica en que son trastornadores hormonales y endócrinos, por lo cual pueden causar defectos genitales en niños. También pueden producir discapacidades de aprendizaje y asma. Por esta razón ya ha sido prohibidos en los juguetes para niños por la Comisión de Seguridad en Productos pare el Consumidor.
Sin embargo, lo más perturbador, es que todavía sean aceptados en nuestros alimentos.
Así que tome nota. Esta es una razón más para cocinar en casa. La conveniencia de comer afuera resulta bastante inconveniente para nuestra salud.