Aún no había nacido cuando la Universidad de Oxford publicó “La Elite del poder” (1956), pero cuando era joven ya era un libro inevitable para entender a la sociedad.
Uno de los conceptos del sociólogo norteamericano Wright C. Mills que me sigue llamando la atención es el de “líderes de opinión”.
La ideología y los cambios de comportamiento no se dan de una manera directa. Se dan a través de ciertas personas que asumen el papel de guías.
En un primer acercamiento, podemos pensar en que se trata de los “expertos” en las acciones que vamos a tomar. Mi hermana que heredó el estilo de cocinar de mi madre podría ser la líder de opinión en cuanto a la preparación de la comida. Pero es mi doctora, la que sabe de nutrición, y me ha hablado de las buenas propiedades de la quinoa, que es una semilla que aún no usa mi hermana.
Hay líderes de opinión en la política, en el futbol, en el turismo- Y los medios de comunicación todos los días buscan encontrar el mejor líder de opinión para explicar ciertas cosas que ocurren.
No había Internet
Mills fue uno de los sociólogos que no solo escribió para otros sociólogos, sino para las personas comunes. Muchos de sus conceptos hicieron pensar a sus lectores. Y en su momento muchos se sintieron cobijados con sus explicaciones.
Pero él acaso no se imaginaba los cambios que vendrían en la segunda mitad del Siglo XX con la Internet y el “social network”.
El Facebook apareció en el 2003, YouTube 2005, Twitter 2006- Pero su uso se masificó rápidamente, sin dar mucho tiempo para que los filósofos y sociólogos se prepararan para explicar la forma en que cambiaría nuestra forma de ser. El teléfono que se inventó en 1890 tardó poco menos de un siglo en estar en la mayoría de los hogares, y en su versión inalámbrica se masificó casi simultáneamente a la aparición de la Internet y las redes sociales.
Es por eso que urge movilizar las reflexiones y tratar de entender la forma en que está afectando la vida de los trabajadores.
¿De dónde vendrán?
Los nuevos productos satisfacen una necesidad y crean otras. La lista de prioridades no las determinan los trabajadores, a menos que sean la parte principal del negocio. Esto hace pensar en que las reflexiones no pueden venir solamente de las universidades o los “Think Tanks” donde las investigaciones suelen estar guiadas por los fondos que filántropos y fundaciones destinan para hacer el trabajo de campo.
Es aquí donde me gusta lo que Mihály Csíkszentmihályi dice con respecto a los científicos “amateur”. El autor del libro “The Flow” recuerda que muchas de las teorías científicas las produjeron investigadores antusiasmados por la búsqueda del conocimiento, y no por burócratas académicos.
Las reflexiones que conducen a la producción de nuevo conocimiento están basadas en la acumulación de datos y su interpretación a la luz de nuevos fenómenos.
Este proceso solía ser muy azaroso por lo que tenía de consulta de archivos y la investigación de campo.
Pero la Internet ha abierto una puerta para que mentes inquietas e imaginativas abrevien ese paso de convertirse en muebles de bibliotecas.
Si. Hay muchas preguntas que replantearse – ¿Cómo se producen los líderes de opinión en tiempos de la Internet? – pero en algún momento habría que empezar a despejar el camino para entender mejor todos estos juguetes tecnológicos que nos está arrojando el mercado.
