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Raúl Martínez-Sandoval is a graphic designer for Excelsior, La Prensa and SCNG.
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Han pasado ya 25 años desde que el Cromo Hexavalente o Cromo VI, un contaminante químico canceroso, fuera descubierto en el agua potable de Hinkley, California y expuesto ante la prensa.

Hace 16 años, esa historia dio un salto exponencial a la luz pública cuando fue llevada a la pantalla cinematográfica. En específico, me refiero al filme “Erin Brockovich”, en el cual, la secretaria legal del mismo nombre interpretado por Julia Roberts, construyó un caso en contra de la compañía Pacific Gas y lo ganó. Tiempo después, un estudio publicado en el 2010 mostró que la tasa de casos de cáncer en Hinkley se mantuvo baja entre 1998 y el 2008, esto después de ser retirado el químico antes mencionado.

Un trabajo remarcable por parte de una persona que ni siquiera era abogada.

Ya en el 2016, uno pensaría que la acciones de la verdadera Brockovich terminarían teniendo buenas repercusiones para todos. Lamento decir que la verdad es que el caso del poblado de Hinkley fue como si no hubiera sucedido para nuestros gobernantes.

Un estudio de la organización activista EWG mostró que actualmente, los 50 estados de la nación están contaminados con Cromo VI, y muchas comunidades incluso a niveles muy superiores a los aceptables.

¿Cómo es posible que, al contrario de erradicar este químico tóxico del agua potable de un poblado, ahora el agua de toda la nación esté contaminada con él?

Y no solo con Cromo VI. Hoy en día,también existen altos niveles de plomo, pesticidas, ácido perfluorooctanóico (PFOA) y muchas otras sustancias en el agua que bebemos que no pertenecen a ella -como el fluoruro-, en gran parte, gracias a nuestras propias industrias que por ahorrarse un dinero, se deshacen de químicos de forma irresponsable, contaminando nuestra agua y el medio ambiente en general, todo esto mientras que ciertas agencais de gobierno encargadas de regular estas cosas, voltea el rostro para el otro lado.

Está claro que dentro de la política, el dinero puede más que el deber. Y ese deber de proteger a los ciudadanos obviamente ha sido nulo para nuestros líderes.

Por esta causa, en el presente la EWG está recaudando fondos para realizar una base de datos -la primera de su tipo-, para determinar que hay en el agua de cada localidad en la nación. Específicamente, en este mapa hecho por la organización activista, se muestran los niveles de Cromo VI en cada sitio del país.

Según el dicho, ojos que no ven, corazón que no siente. Aunque en casos como este, nuestra ignorancia puede costarle mucho a nuestra propia salud. Conocer algo como esto nos hace actuar para proteger nuestros propios intereses; ya que nuestro gobierno, de más está decirlo, solo empezará a hacerlo si suficiente gente se lo exige.

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