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Es el arte de la simulación, el fetichismo, en una época en que la Internet lo muestra todo.

La revista de caballeros enfrenta dura competencia con el erotismo de video que muestra con detalles las rutas de la anatomía humana más intrincadas.

¿Cómo se defiende la revista en medio de un mercado que lo compra todo, que lo vende todo?

Las revistas para hombres siguen una estrategia semejante a la de la industria Porno del Valle de San Fernando, en Los Angeles: muestran ya no a modelos profesionales, sino a mujeres que acaso son amas de casa o tienen oficios comunes, como cualquier otra mujer.

En el pasado, fueron las azafatas de una Línea Aérea. Estas crearon la fantasía a los compradores de la revista de que en uno de esos vuelos entre Los Angeles y Guadalajara les podría tocar una aeromoza así.

Ahora, con una conductora de televisión desnudándose, alimenta las fantasías a esa audiencia que la ve agarrando el micrófono de lo que podría estar debajo de esa apretada ropa. Esos vestidos que más que cubrir hacen promoción… a la prevención del cáncer de pecho: son tan atractivos que usted querrá hacerles la prueba, protegerlos. O ¿no?

El único problema es que ese mensaje de prevención del cáncer de pecho va dirigido a los hombres, quienes acaso tendrían que pensar más en el cáncer de próstata.