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Hoy lunes, Donald Trump en Herndon, Virginia, hablaba a un grupo escogido de generales sobre sus planes para las Fuerzas Armadas.

Le preguntaron sobre su plan para derrotar a Isis, y su plan fue que los planes no se deberían conocer, porque el enemigo se enteraría. Como si se estuvieran inventando la rueda, Trump habló del elemento “sorpresa”, como si se dirigiera a una audiencia de chamacos de secundaria.

Si usted ha leído “El Arte de la Guerra”, de Suan Tzu, un texto escrito hace más de mil años, entenderá que es un conjunto de ideas que siguen teniendo validez. El mismo General Norman Schwarzkopf, que dirigió la guerra en “Tormenta del Desierto” en 1991, dijo alguna vez a Larry King que este texto lo influyó.

Sin embargo, lo que se le preguntaba a Trump no era que hablara de lo que todo mundo sabe: la sorpresa- Uauuu- ¡Qué plan!. Se le preguntaba sobre su conocimientos de las cuestiones sociales, demográficas, históricas, religiosas, diplomáticas- que se deberían considerar para atacar el radicalismo. Algo que el mismo Schwarzkopf consideró discutir al final de sus días.

También, esto ocurre el mismo día cuando se dijo que Trump no había pagado impuestos por casi 15 años, luego de usar una triquiñuela legal de bancarrota, el millonario insistía que “tenemos unas fuerzas militares sin recursos” ( “We cannot have a depleted military”)

I got it!…Viendo la lista de muchachos de 19, 20 y 21 años que murieron en Irak (Presstelegram 19 de Marzo, 2013), entiendo que el millonario quiere que las familias de trabajadores paguen con las vidas de sus hijos y con sus impuestos las guerras que algunas veces son para proteger intereses económicos. El pone los discursos, nosotros ponemos las vidas y los impuestos.

El general Colin Powell lo ha dicho: “Trump es una desgracia nacional, y un paria internacional”.

Aún así, Trump insiste en hacer una proyección de sus conflictos: “The country is divided and confused”.