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Entre el Halloween y el Día de los Muertos, se pone de moda reirse de la muerte y de los fantasmas

Pero hay otras muertes que en pleno siglo de las telecomunicaciones nos debería dar verguenza

A quienes no los matan las guerras, los mata el terrorismo.

A quienes no los mata ni el terrorismo, ni las guerras, los mata el envenenamiento del aire o de las mentes.

En California, en el 2014, murieron unas 1,813 personas a causa de unas balas o cuchilladas, poco menos de las 2,000 de las que murieron en el mismo año por respirar aire tóxico.

A quienes no los mata el hambre o los salarios de hambre, los mata el intento de huir del hambre.

Más de 6000 inmigrantes indocumentados murieron en la frontera México-USA desde 1998.

“Lo más preocupante es que solo estamos contabilizando los restos que han sido encontrados, nadie sabe con exactitud cuanta gente ha muerto en la frontera”, dijo a Efe Kat Rodríguez, representante del Centro Colibrí para los Derechos Humanos con base en la ciudad de Tucson , Arizona. “En algunos casos estamos hablando de solo pedazos de huesos que fueron recuperados, así que no sabemos con exactitud cuánto fueron los que murieron”.

Pensando acaso que todas estas muertes son demasiado pocas, los demagogos, con una buena dosis de veneno en sus discursos, quieren hacer más daño: acusan a los trabajadores inmigrantes de ser criminales, “aunque haya algunos que no lo son”, según estos fantoches.