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Miami, 18 oct (EFEUSA).- Concha Buika es una de las grandes cantantes españolas del momento, sorprende con una voz violenta y suave a un tiempo, capaz de conjugar los registros del jazz, el flamenco o la copla. La artista habló hoy en Miami con Efe, días antes de su concierto “Unplugged” (desenchufado) en la ciudad.

Directa, locuaz, impredecible en sus respuestas, esta mujer menuda de sonrisa ancha y urgente, de dientes muy blancos y ojos grandes y vivos, hace de su entrega a la música un arte total de bohemia, sentimientos y poesía.

Salpican a menudo sus respuestas las palabras miedo y valentía, un conflicto del que emerge una cantante, compositora, escritora y poeta que elige la primera línea antes que la retaguardia: “Soy hija de un soldado mayor. Soy un gran soldado, y los soldados cogemos el frente y no nos quejamos”, afirma contundente y algo enigmática.

Enfundada en un falda y un peto de cuero negro, lleva puestas una zapatillas deportivas plateadas y acciona las manos con expresividad mientras explica la vida que hace, casi toda volcada en su trabajo, en el estudio, o con su hijo, “quien también se dedica a estudiar música y producción musical”.

La ganadora de dos Grammy Latinos (2009 y 2013) se define como una “nota libre” en su profesión y vida y se confiesa una “enamorada de la bohemia”, una época extinguida que se contrapone a la “falta de elegancia” e “infantilismo” que impregna el mundo de hoy.

PREGUNTA: ¿De dónde sale Concha Buika?

RESPUESTA: De una niña que tenía muy claro lo que quería ser, aunque no bien dibujado; pero sí sabía que quería ser una persona medio loca y sin miedo. Esa niña se ha convertido en lo que yo quería ser.

P. El miedo es una palabra que repites con frecuencia…

R. Abres un periódico y el miedo está ahí; ves un telediario y el miedo está ahí; hablas con tus amigos y está ahí… El miedo vuelve a la gente obtusa y hace que se aisle. Por eso está mucho en mi discurso, para ver si podemos quitarle fuerza a la palabra miedo y liberarnos un poco, que la gente deje de vivir del miedo.

P. ¿Y en la bohemia no existe el miedo?

R. En la bohemia no hay miedo. Hay mucha poesía.

P. ¿El amor tiene que ver algo con el arte?

R. Siempre. La poesía y el amor están ligados a todo. Hay poemas malditos y amores malditos también.

Todo lo dicho por Buika queda como suspenso en el aire, abierto y como pendiente de un punto y aparte, un rasgo que quizá marca también su capacidad para destilar en su voz todos los sonidos y melodías que escucha: jazz, flamenco, canción romántica, blues, copla…

Porque es su voz extraordinaria, cálida y visceral, de amplios registros lo que cautiva a todo el que escucha a Buika (Palma de Mallorca, 1972).

Nos habla de su concierto en Miami el próximo domingo, en la sala Flamingo Theater Bar, un encuentro con sus seguidores “sin planificar” que contará además con un artista invitado sorpresa por el que Buika siente predilección y admiración.

No quiso desvelar el nombre del músico, pero aseguró que es un “flamenco maravilloso”.

“El concepto del concierto es más suave, pero al final todo se revoluciona, ya que nunca he subido a un escenarios sabiendo lo que iba a pasar”, ríe al contarlo, para explicar luego con humor que, después de “mezclar en el escenario tantos sonidos que he ido encontrando en mi vida, ya no sé ni lo que estoy cantando”.

P. ¿Con qué artistas te sientes más en deuda?

R. Con todos, especialmente con los que no son escuchados, por su perseverancia, por su paciencia, por esa gran lección que dan todos los días sembrando, aunque no crezca, y llega otro año y vuelven a sembrar y llegan tormentas y no crece y lo destroza todos. Y ellos vuelven a sembrar.

P. ¿Qué hubieras sido de no ser lo que eres?

R. Habría sido delincuente de algún tipo, pero de lo máximo. Soy de altas miras, no de pequeños hurtos. Yo creo que muchísimos artistas nos portamos bien porque cantamos y componemos; si no, !seríamos un desastre!

Buika ríe con ganas, con las tripas, de la misma manera que canta, con la misma intensidad que explora todo en la vida. Hace una pausa la cantante española, queda como pensativa, y salta directamente a revelar su mayor devoción artística: una canción, “Ne me quitte pas”, del cantautor francés Jacques Brel.

“Es uno de los poemas modernos y actuales más bestias que he leído y releo y releo. Jacques Brel se enamoró de su prima y, aunque ella le correspondía, él estaba tan enamorado de ella y pasaba tanto miedo de perderla que la dejó, por un exceso de amor”.

“Este es el tipo de poetas del que estoy enamorado, que aman hasta ese nivel”, aseveró Buika, quien está a punto de concluir su primera novela, tras seis años de escritura, una narración que anuda “reflexiones acerca del niño que llevamos todos dentro, de ese instinto que seguimos conservando pero está oculto, porque si no se malea”. EFEUSA