Con permiso voy a entrar,
a este lujoso panteón,
donde todos se acomodan,
los seguidores de Trump.
En esta enorme nación,
de tanta diversidad,
es necesario un panteón,
de una gran capacidad.
Con panteones como de golf,
los muertos salen desde hoy
a lucir sus tristes huesos,
incluyendo los de Trump.
DONALD TRUMP
Construyó muchos hoteles,
con buen acero de China,
y se mandó hacer corbatas,
con sueldos de rapiña.
En vida se dio muchos gustos,
con mujeres muy hermosas,
y hasta les mandó hacer bustos,
a esas misses cariñosas.
Un día hizo televisión
en otro se lanzó a presidente,
como si fuera adicción,
engañó a los penitentes.
Contra el mundo despotricó
cuando no ganaba encuestas,
todo esto le facilitó,
hacer sus propias empresas.
Sin apoyo republicano,
se fue quedando muy solo,
y así se fue de la mano
con la huesuda pa’l hoyo.
Descansa al fin, millonario
que tanta lata nos diste,
¡que repique el campanario!
se te acabó todo chiste.
HILLARY CLINTON
Pago muy duro el mitote,
de su marido infiel,
que fue a parar a la corte,
con noticias a granel.
Se hizo la senadora,
y secretaria de Estado,
esperando mejor hora,
para dar el gran paso.
Y cuando andaba en caliente
en campaña presidencial,
los Wikileaks la pusieron,
en un problema garrafal.
La señora tenía sus mañas,
que no muchos conocían,
pero ya en plena campaña
el FBI la absolvía.
El debate fue muy feo,
con Donaldo el garañón
pero le puso un sebo,
y Donaldo se lo tragó.
“No tienes temperamento,
de verdad cuánto lo siento”,
argüía ante el micrófono
que se llevó a su aposento.