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“Ciertamente no hay conexión con la muerte; quienes creemos en la resurrección de los muertos no morimos, pasamos a una mejor vida; dejamos este cuerpo para ser un cuerpo espiritual para llegar a la casa de Dios Padre”, afirma Sor María Carlos, hermana de la orden religiosa de las Hermanas de la Inmaculada Niña en Boyle Heights.

Al preguntarle si los muertos nos escuchan, la monja indica que los que pasaron a otra vida “no están muertos, sino que nacen a la vida eterna”.

Desde su perspectiva, la conexión espiritual de los que están vivos y los que ya no lo están es la conexión entre dos seres que se quisieron, que tuvieron una íntima relación de amor como pares, hermanos, tíos, amigos, etcétera.

Por años millones de personas han celebrado el Día de los Muertos con un fervor religioso muy grande. Sin embargo, existen personas que critican la tradición de poner altares con ofrendas, alegando que es una celebración pagana ya que los muertos no tienen conciencia de las cosas terrenales.

Juan Carlos Méndez, obispo de la Iglesia Bautista “Nueva Betel” en Huntington Park señaló que la celebración del Día de Muertos es “una acción justificada” al recodar a los seres queridos, “pero ellos no nos escuchan ni nos contestan, y eso de ponerles ofrendas es una creencia pagana, porque si fuera cierto que los muertos salen a comer lo que les ponen, eso sería parte de una nueva doctrina”.

Poner altares y ofrendas es solamente algo simbólico

“El tema de los muertos tiene una connotación distinta a lo que se cree comúnmente; el espíritu de los ancestros no es para temer, sino la ocasión para reunirse con ellos en oración y rezar por el descanso eterno de su alma”, apunta Carlos A. Valles, evangelizador del Instituto de Formación para Laicos al servicio de la Escuela de Pastoral de México.

“Según la tradición prehispánica los muertos sí nos escuchan y hasta vienen a comerse la comida que les pone en un altar; de ahí las ofrendas de las culturas precolombinas como el mole, vino, su cerveza, y el cigarrito, etc.”, añadió.

Valles indica que las críticas la celebración del Día de los Muertos estriba en que “quienes forman parte de sectas acusan de paganismo e invocación de espíritus, lo cual es erróneo”.

“La diferencia estriba en querer hablar con los espíritus; ciertamente eso es erróneo y es parte del espiritismo, pero orar por las almas es distinto y, de hecho, rezar por las almas nos ayuda a ganarles indulgencias para que puedan expiar sus culpas más rápido y puedan ir a la casa de Dios Padre a disfrutar de su presencia, su pompa, gloria y luz; en síntesis, en el Día de Muertos se enfatiza la honra de la vida de los difuntos.”

José Luis Elías, director de los Programas de Educación y Formación para la Diócesis de San Bernardino opinó que dedicar altares y ofrendas a los muertos “es solamente algo simbólico para las almas de los difuntos”.

“Nuestra visión como Iglesia es que formamos una comunidad de hermanos y tanto en la vida como en la muerte somos del Señor, en él vivimos, de él nacemos y por él morimos”.

Tradicióm prehispánica

La celebración del Día de Muertos es una tradición prehispánica de México y Mesoamérica, que data de varios siglos atrás. Se honra a los ancestros de las culturas azteca, mayas, purépechas, nahuas y totonacas, quienes fueron los que comenzaron la práctica de conservar los cráneos como trofeos durante los rituales que simbolizan la muerte y el renacimiento.

La festividad azteca era presidida por la diosa Mictecaihuatl, conocida como la “Dama de la Muerte”, actualmente conocida como “La Catrina” de los altares del Día de los Muertos. Era dedicada a la celebración de los niños y las vidas de los parientes difuntos.

Con la llegada en el siglo XV de los conquistadores españoles a América, éstos estaban aterrados de las creencias y prácticas paganas de los sacrificios indígenas, y en su intento por convertir a los indios al catolicismo movieron la festividad al 1 y 2 de noviembre para hacerla coincidir con la celebración del Día de Todos los Santos y Todas las Almas.

Fue el Papa Gregorio IV quien ordenó en el año 835 que el mundo cristiano honrara a todos los santos del cielo y coincidía con una de las grandes cuatro fiestas de los pueblos germanos, a fin de reemplazar y eliminar todos los ritos paganos.

Doctrina católica

Roberto Hurteau, director para el Centro de Religión y Espiritualidad en la Universidad Loyola Marymount expresó que la comunión de los santos es una doctrina muy antigua “y muy católica”.

“La unión que tenemos con Cristo no es posible romperla ni por la muerte física”, dijo el también miembro de la junta directiva del Seminario de Teología del Colegio Fuller de Pasadena. “En ese sentido, la comunión de los santos presupone comunicación a través de la oración y esa es la respuesta exacta de que los muertos sí nos escuchan a través de la oración dirigida a Dios”.

Hurteau expuso que, pidiendo a Dios por el descanso eterno de las almas de los muertos, Dios mira el bien de ellas.

Aclaró, sin embargo, que una de las dudas de cualquier cristiano es que nadie puede saber si quienes ya descansan en una tumba está separado de Dios o no, en el purgatorio o el infierno.

“Pero si Cristo nos dice que somos parte de su cuerpo, las partes se comunican y nosotros lo hacemos espiritualmente, a través de la oración que llega al corazón de Dios”, dijo. “Teológicamente es más difícil comprobar a través de la Escritura o de la doctrina que haya una separación entre quienes formamos parte del cuerpo de Cristo”.

Acción pagana

Sin embargo, Cue Jn-Marie, un ex cantante de rap convertido en pastor evangélico de la Iglesia “La Fila de Los Ángeles (The Row-LA) asevera que de honrar a los muertos es una tradición con la que personalmente no concuerda.

“Yo prefiero orar por los vivos y a Dios no por los muertos”, manifestó Cue Jn-Marie, quien fundó su ministerio en 1994 para ayudar a los desamparados de Skid Row.

“Cuando se invoca a los muertos se cae en una acción pagana; tratar de comunicarse con los muertos era castigado con la pena de muerte en el pueblo de Israel”, añade.

Margarita Flores, ex administradora parroquial subrayó que “los muertos no escuchan cuando oramos a Dios, es Dios quien nos oye cuando le pedimos que tenga misericordia del alma de nuestros difuntos; su espíritu continúa viviendo por el amor que nos dieron y nos acompañó durante toda la tregua de nuestra vida- ellos ya están del otro lado del puente que a todos nos espera. Esa es la visión de que nuestros muertos están más cerca de nosotros que antes y continúan bendiciéndonos, acompañándonos, dándonos la fuerza para vivir una mejor vida; la muerte es un recordatorio que Dios nos da la vida para lograr el propósito de alcanzar la eternidad”.

Abundó que la realidad es que nuestros muertos tuvieron un cuerpo, una cara, una existencia y eso fue real.

“Nosotros, que aún vivimos, al recordarlos y orar por ellos nos comunicamos con Dios no con el muerto”, dijo. “La manifestación de su presencia es cuando los recordamos, cuando oramos siguen viviendo dentro de mi corazón, muy dentro de mí y en mi entorno, por su testimonio y por el valor que le dieron a la vida”.

“El espiritismo sí es abominable delante de Dios”

Entre tanto, Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de la Sectas (RIES) sostiene que no hay ninguna posibilidad -si Dios no lo permite- de comunicación alguna de los vivos con los muertos.

“Este tipo de prácticas son un pecado y la Iglesia las desaconseja totalmente”, dijo. “Los llamados médiums, quienes consultan la guija o practican la nigromancia son un fraude y un engaño y quizás no sean los espíritus los que responden sino el mismo demonio. Sólo Dios es el Señor de los vivos y de los muertos y en Él hemos de poner nuestra confianza, ruegos, deseos, necesidades, y esperar junto a Él el reencuentro con nuestros seres queridos ya fallecidos.”.

Por su parte, Ezequiel Meneses, ex seminarista nicaragüense de 27 años de edad consideró que en cuanto a la comunicación con los muertos “hay una tergiversación de los sentimientos, cuando sentimos que estamos conectándonos y hablando de un ser que ya ha fallecido, aun cuando en realidad eso no esté sucediendo”.

“La crítica de los protestantes a los católicos es porque piensan que la gente invoca a espíritus cuando reza alguna oración y es obvio que eso es abominable para Dios”, indicó. “Quienes invocan a los espíritus están practicando el espiritismo, totalmente contrario a la doctrina de Cristo que nos habla de la resurrección de los muertos. El espiritismo es un fraude y a la gente solamente le roban su dinero”.