El presente político y el destino de la nación son aún poco visibles.
Como ya sabemos, Donald Trump ganó, no por el voto popular; sino por el voto del Colegio Electoral. En diciembre, dicho organismo votará nuevamente por el que será el presidente oficial de los Estados Unidos de América.
Algunos esperan que este proceso haga posible que Hillary Clinton tenga todavía una posibilidad de convertirse en presidente. Aunque según la historia, esto dista mucho de la realidad.
Generalmente, esa votación va en paralelo con los votos que se dieron durante las elecciones principales. Es verdad que algún miembro del colegio suele cambiar su voto de acuerdo a lo que le dicta su conciencia; sin embargo, las incidencias de un “elector sin fe” (“faithless elector” en inglés) suelen ser muy bajas, si es que suceden del todo.
En estas elecciones, Clinton recibió únicamente 232 votos del colegio, a diferencia de los 290 que recibió Trump. Para ganar, un candidato necesita asegurar 270 votos como mínimo.
Es esta gran diferencia la que reduce a casi nada las posibilidades de que un cambio tan drástico suceda por medio del colegio electoral.
Trump, por su lado, ya ha hablado con Obama, quien le dio los pormenores de la situación en la que deja el país antes de que termine su periodo presidencial. El magnate inmobiliario inclusive expresó sorpresa el ver lo complicado de la presidencia según el Wall Street Journal.
Desde entonces, pareciera ser que su punto de vista hacia algunos temas ha cambiado.
Durante su campaña, Trump dijo que desharía el TLCAN. Aunque ahora, según Obama, el “presidente electo” está comprometido con el tratado de libre comercio entre EE.UU., México y Canadá.
Y hablando de inmigración, en una entrevista bastante reciente, el presidente virtual también dijo que se enfocaría en sacar del país a los indocumentados que fueran criminales, y que después de hacerlo y de asegurar la frontera, decidiría que hacer con el resto de indocumentados, entre los cuales dice, que hay algunas personas “estupendas”. Esto contrasta con sus promesas de campaña, en las que prometió sacar a todos los inmigrantes indocumentados sin distinción alguna.
También en ese entonces, llegó a decir que desaparecería Obamacare. Ahora en dicha entrevista, dijo también que conservaría algunas partes de este programa de salud impulsado por Obama que “realmente le gustan”.
Pareciera ser que el candidato y el ahora presidente comienzan a tener contradicciones. Aunque a decir verdad, eso no es nada raro en Trump. Basta con echar un vistazo a Youtube para ver distintos videos donde se contradice a sí mismo.
En resumidas cuentas, no hay nada asegurado estos momentos. Hay cierta incertidumbre, a pesar que algunos se han aventurado ya a predecir lo que sucederá en la presidencia de este hombre que pareciera que realmente no esperaba ganar, como lo aseguraró Stephanie Cegielski, una estratega que trabajó en uno de los super PACs que apoyaban al entonces candidato republicano de la cabellera naranja. Aunque, por otro lado, lo que único seguro es que las protestas en contra de una presidencia como la de Trump y contra el mensage de odio que sembró durante su candidatura, seguirán emergiendo por algún tiempo.