México, 2 may (EFEUSA).- Una flagrante impunidad, junto a una ineficiente protección y la falta real de voluntad política, aboca muchos periodistas mexicanos a vivir en constante riesgo, denunció hoy el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
“Romper el ciclo de impunidad en los delitos contra la prensa es el principal desafío que enfrenta el Gobierno federal para restablecer la confianza en el sistema judicial”, indicó la organización en un informe divulgado en la víspera del Día Mundial de la Libertad de Prensa.
“Sin excusa: México debe quebrar el ciclo de impunidad en asesinatos de periodistas”, que tiene documentados más de 50 casos de comunicadores asesinados o desaparecidos desde 2010, apuntó.
“En prácticamente todos los casos de periodistas asesinados en represalia directa por su labor informativa, la justicia sigue ausente y la impunidad continúa siendo la norma”, dijo Carlos Lauría, coordinador sénior del programa de las Américas del CPJ y uno de los autores del texto.
La impunidad en México ha aumentado en más del doble desde 2008, de acuerdo con un índice elaborado por el organismo.
La inacción de las autoridades se relaciona con el auge de la violencia contra los periodistas. “Pese a condenar públicamente la violencia contra la prensa, el presidente (Enrique) Peña Nieto (…) ha hecho poco para asegurar que su legado incluya erradicar este problema endémico”, critica el documento.
Asimismo, el CPJ considera positiva la existencia de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) y el establecimiento de un mecanismo de protección.
Sin embargo, la Feadle es “objeto de críticas, pues ha obtenido justicia solamente en tres casos”, agregó.
“Las condenas en los casos de asesinato de periodistas son inusuales y cuando se dictan con frecuencia se limitan al autor material” y sin esclarecer el motivo, alimentando la “opacidad” en torno a los casos, añadió la ONG.
El CPJ investigó en profundidad los asesinatos de tres periodistas, dos de los cuales -Gregorio Jiménez y José Moisés Sánchez- ocurrieron en el estado de Veracruz, una de las regiones más mortales del mundo para el ejercicio del periodismo.
Entre 2010 y 2016 -durante el mandato del exgobernador Javier Duarte, detenido en Guatemala con fines de extradición- por lo menos seis periodistas de Veracruz fueron asesinados en represalia directa por su labor informativa, mientras que otros 11 fallecieron sin que se hayan esclarecido las causas.
Además, tres periodistas desaparecieron en esta región.
“Ya en lo que va de año, un periodista ha sido asesinado a balazos y un editor ha sido herido de gravedad en Veracruz”, recordó el informe.
Asimismo, el caso del periodista oaxaqueño Marcos Hernández, muerto en enero de 2016, se saldó con la condena de un exjefe de policía, pero nunca se logró identificar al autor intelectual.
Es por ello que el CPJ denunció que la justicia es a menudo “denegada” por fallas “estructurales”.
Además, el mecanismo de protección carece de expertos, por lo que “los periodistas están reacios a confiar a las autoridades su integridad física”.
Aunado a ello, se hace muy difícil para los periodistas locales investigar las muertes de sus colegas.
“A Peña Nieto y su Gobierno se les está acabando el tiempo para resolver estos problemas. Su gestión se ha visto plagada por escándalos de corrupción y un deficiente historial en materia de derechos humanos”, apuntaló el informe, que pide que esta problemática sea “tarea prioritaria en la agenda nacional”.
Según datos propios, el CPJ estima que casi 9 de cada 10 casos las víctimas ofrecían noticias sobre acontecimientos de sus regiones de origen.
Desde inicios de año, cuatro periodistas han sido asesinados en México. Maximino Rodríguez Palacios, reportero de la nota policiaca, murió en La Paz, Baja California Sur, el 14 de abril.
Antes perdieron la vida Cecilio Pineda en el estado de Guerrero (sur), Ricardo Monlui en Veracruz (este) y Miroslava Breach en Chihuahua (norte).
Breach era editora de El Norte de Juárez, un rotativo que anunció su cierre poco después de su muerte alegando “peligros y condiciones adversas”. EFEUSA