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Los tiempos cambian; y lo que ayer fuera prohibido, hoy es aceptable ante la ley. En específico, me refiero al consumo recreativo de la marihuana.

En las elecciones de noviembre del año pasado, la gente votó en pro de legalizar el uso personal de la marihuana en el estado de California. Sin embargo, como era de esperarse, ese uso tendrá ciertas regulaciones.

Desde la cantidad de marihuana que puede portar cada persona, hasta el número de plantas que se pueden cultivar en cada casa, las nuevas ordenanzas buscan tener un control adecuado sobre el uso de la planta en la zona que no está incorporada a Los Angeles, y así mediar entre la gente que no está interesada en “echarse un churrito” y aquellos que sí.

Es que como dicen, los derechos de unos terminan donde comienzan los de los demás.

Uso en lugares privados

En el presente, tanto la marihuana como el tabaco pueden ser fumadas en lugares como edificios de condominios o departamentos siempre y cuando sea dentro de cada unidad.

¿Pero qué sucede cuando el humo de una unidad en la planta baja sube, por cosas de la física, a la unidad de arriba? Todo consumidor abre la ventana después de fumar. Los del segundo piso bien pueden llegar a su casa y descubrir que huele a “mota”, como vulgarmente se le conoce a la droga en cuestión.

Podría uno pensar que, con cerrar las ventanas en el segundo piso, se arregla el asunto. Pues no. Las ventilas del aire acondicionado también pueden introducir el humo del recién fumado “porro” a otras viviendas.

En estos casos, el derecho del usuario de inhalar humo, choca con el derecho de sus vecinos de respirar aire limpio.

La cosa se complica aún más cuando hay infantes viviendo en esos segundos pisos. Y es que estamos hablando de niños inhalando humo de segunda mano que proviene de un psicotrópico, el cual, según la definición de la palabra, “tiene un efecto sobre la actividad cerebral al nivel del sistema nervioso”.

Por otro lado, está científicamente comprobado que el consumo de marihuana a temprana edad produce efectos negativos en el usuario, como problemas de memoria a corto plazo, bajo coeficiente intelectual, entre otras cosas.

Más regulación

En realidad hace falta más regulación, y a su vez, opciones viables para aquellos que no pudieran consumir marihuana en su condominio si se prohibiera su uso. Tal vez las presentes ordenanzas son aun muy tímidas y con el tiempo se podrá extender el reglamento hasta llegar a algo que tenga sentido. ¿Usted qué opina?

Mándenos sus comentarios a: rmsandoval@live.com