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Los Ángeles, 30 ene (EFE).- Luis Miguel Ortiz Haro, economista y empresario, se despide mañana como cónsul de México en el área de Santa Ana (California) con la sensación del deber cumplido tras una labor diplomática marcada por su trato personal y directo con los mexicanos.

El diplomático se retira el jueves, día 31, sorprendido todavía por dejar un puesto en el que asegura ha cumplido con satisfacción la gestión de atender de manera personalizada a los mexicanos del área de Santa Ana, que ya suman casi un millón de personas o el 11 por ciento del total en California, que según el censo del 2000 era de 9 millones.

“Naturalmente, si uno está contento y le gusta lo que hace, nunca llega el momento adecuado para dejar un trabajo”, explicó Ortiz Haro a Efe en sus últimas horas al frente de la delegación consular de México.

“Que se quede cinco años más”, comentó Patricia Mejía, originaria de Jalisco, quien llegó a la oficina consular a tramitar su pasaporte y que comparte el sentimiento popular de respaldo a la labor diplomática y administrativa del cónsul.

Ortiz Haro asegura que con su ejercicio diplomático ha cambiado la visión que tenía de los inmigrantes.

“Antes era algo lejano, como un reclamo de porqué se iban de México, pero después de conocer historias personales (de primera mano) entiendo por qué se vienen. Lamento la cantidad de gente que se viene, porque son de lo mejor en México. Siento gran respeto y admiración por ellos”, afirmó.

Ortiz Haro reconoce que con el trato personal que ha dispensado a sus connacionales logró cambiar la cara del consulado y de esas relaciones personales surgieron relaciones de amistad que él asegura extrañará. “Por eso se vuelven difíciles las despedidas, pero por otro lado la vida sigue”, dijo.

El cónsul llegó en septiembre de 2002 desde la Ciudad de México al condado de Orange, una zona del país con una creciente población inmigrante mexicana y gran activismo político en contra o a favor de la misma.

Su predecesor mantenía su oficina en el segundo piso del edificio que alberga el consulado, con poco contacto con el público. Ortiz Haro instaló su oficina en la planta baja del edificio y desde el inicio mantuvo una política de puertas abiertas.

En 2003 inició el “miércoles paisano”, un día que destinó para atender personalmente a todo aquel interesado en hablar con él. Poco a poco ese servicio se fue extendiendo a otros días y en pocos meses se convirtió en la “Semana paisana”.

“La gente puede entrar a mi oficina en cualquier momento para plantear un problema. No siempre tengo la solución para todo, pero la gente puede comprobar que siempre tengo la disponibilidad para intentarlo”, dijo.

Durante su gestión abrió también las puertas de las instalaciones consulares para que organizaciones comunitarias mexicanas celebraran sus propios eventos.

Posteriormente instituyó “el Grito”, la celebración del Día de la Independencia de México, festejándolo en forma similar a la celebración en la Ciudad de México, cada 15 de septiembre a medianoche. El evento es esperado con ansias por la población mexicana local.

“El consulado no sólo es más grande, con más personal y más equipo, sino que cambiamos esa imagen de burocracia que tenía”, explicó el diplomático.

Ortiz Haro también ha sido un fuerte promotor de la matrícula consular. “Tuvimos que convencer a las autoridades locales de que era un modo de documentación segura. Es un buen mecanismo para saber dónde están y dónde viven las personas”, dijo.

Miembro del Partido Revolucionario Institucional, opositor al Partido de Acción Nacional al que pertenece el actual presidente mexicano Felipe Calderón, será reemplazado por Carlos Rodríguez y Quezada, un diplomático de carrera desde 1969, quien tomará posesión del cargo a mediados de febrero.

Ortiz Haro permanecerá en Estados Unidos hasta junio, para permitir que sus dos hijas terminen su ciclo escolar. En esos meses planea seguir involucrado a nivel local en alguna actividad a favor de los mexicanos.

Una vez en México le gustaría seguir trabajando con el gobierno y estará más cerca de la administración de los negocios de los que es co-propietario: un desarrollo inmobiliario y las cadenas de café-restaurantes Giornalle y Santa Fe. EFE