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Carolina Betancourt, Vanessa
Carolina Betancourt, Vanessa
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La otra vez le decía a la Chula que una de las cosas que me aburrían de las telenovelas es que siempre se trata de “la misma gata nomás que revolcada”: el conflicto de las ricas y las pobres, el engaño y cinismo de los hombres, las relaciones entre los jefes y las empleadas, la pugna por la riqueza…

Esta bien el encaje, pero no tan ancho, le decía. ¿Por qué no abordan de vez en cuando temas más actuales y con desarrollos un poco más creativos?

Parece que los de Telemundo me leyeron la mente ahora que estrenen “Sin senos no hay paraíso”, basada en la novela colombiana “Sin tetas no hay paraíso”.

¡Vaya!… Ya es un avance que por lo menos los productores usen novelas que han sido “Best Sellers” para hacer sus culebrones. Quien quite y los y las telenoveleros se animan también a leer el libro.

“Sin tetas no hay paraíso”, según la sinopsis publicada por la Librería Gandhi, de México, dice así:

“A sus trece años, Catalina empezó a asociar la prosperidad de las niñas de su barrio con el tamaño de sus tetas. Pues quienes las tenían pequeñas, como ella, tenían que resignarse a vivir en medio de las necesidades y a estudiar o trabajar de meseras en algún restaurante de la ciudad. En cambio, quienes las tenían grandes, como Yésica o Paola, se paseaban orondas por la vida, en lujosas camionetas, haciéndolas agonizar de envidia. Por eso, se propuso como única meta en la vida conseguir a como diera lugar y cometiendo todo tipo de errores, el dinero para implantarse un par de tetas de silicón, capaces de no caber en las manos de abiertas de hombre alguno…”

Pero esto solo fue la puerta de entrada a problemas mayores.

Telemundo no ha dicho si en el estreno de “Sin Senos no Hay Paraíso”, una novela basada en el libro “Sin Tetas no Hay Paraíso”, del colombiano Gustavo Bolívar Moreno, se van a transmitir comerciales de cirujanos plásticos, gimnasios o productos lacteos.

Tampoco han explicado por qué decidieron censurar el nombre que se le da en el diccionario a esos dos hermosos conos de las mujeres llamados “tetas”.

Lo que sí se puede advertir es que quien sea que tomó la decisión de explorar la literatura latinoamericana reciente para hacer telenovelas, fue algo atinado.

COMENTARIOS: cartas@impactousa.com