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Esta toma del fotógrafo John Sullivan Muestra una vista magnífica del Valle de Yosemite con el legendario "Half Dome" del lado superior derecho.
Esta toma del fotógrafo John Sullivan Muestra una vista magnífica del Valle de Yosemite con el legendario “Half Dome” del lado superior derecho.
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Fue una semana completa de vacaciones la que disfrutamos mi esposa y yo.

¿Vacacionando como esta la economía? Me preguntó un amigo.

-Bueno, fue voluntariamente a fuerza- le respondí.

Y así fue precisamente. En lugar de tomar cinco días libres sin paga en el trabajo, elegí la opción de tomar vacaciones antes de tiempo.

Como no queríamos viajar lejos y para ahorrar, decidimos visitar las bellezas que nos ofrece California.

Trazamos una ruta por el Freeway 101. Pasamos un día en el pueblo Danés llamado Solvang en el Valle de Santa Ynes. En él, disfrutamos platillos típicos y una cerveza de Dinamarca sin haber atravesado el atlántico. Y no se diga los postres. Todavía tengo ganas de probar nuevamente aquel helado de mango que tan buen sabor de boca me dejó.

El próximo día, manejamos un par de horas hacia la costa de San Simeón.

Después de alquilar un cuarto de hotel muy cercano a nuestro destino, nos fuimos a visitar el Castillo Hearst, construcción erigida por el fallecido magnate del periodismo William Randolph Hearst.

Dicho edificio fue hecho con una mezcla arquitectónica bastante ecléctica; copiando estilos clásicos de alrededor del mundo, y ha veces hasta instalando fragmentos de construcción originales y bastante antiguos por todos lados.

Si esto no resultara bastante interesante, las vistas que tiene el castillo son de ensueño. Por un lado el mar, por el otro, las bellas montañas de “La Cuesta Encantada”, que era el nombre usado por Hearst al referirse al lugar.

La noche nos encontró regresando al hotel, no sin antes buscar algún lugar para cenar. Esto generó un pequeño problema, puesto que los restaurantes del área cierran alrededor de las 9:00 p.m.

Después de dar varias vueltas, decidimos buscar alguna tienda de abarrotes cerca del hotel; pero entre risas nos dimos cuenta que nuestro hotel en su parte trasera, contaba con un restaurante que abría hasta tarde.

Al próximo día, nos aventuramos por la ruta 46, y luego por la 41, pasando por Fresno hacia Yosemite, atravesando infinidad de viñedos y vistas panorámicas.

Yosemite Nacional Park es un espectáculo visual extenso y exótico. El valle de Yosemite tiene vistas sublimes en muchísimos puntos del parque, y es un templo de la naturaleza para todo aquel que gusta de su observación y la conexión con esta.

Una anécdota de miedo nos sucedió en el parque mientras dormíamos. El terrible estruendo de un derrumbe de rocas nos despertó a las 3:45 a.m. Después de haber rezado a quien sabe cuantos santos, nos llegó el amanecer trayéndonos las nuevas de que las pesadas rocas de granito habían caído en la parte contraria al valle. ¡Gracias Diosito!

Si me pregunta acerca de los derrumbes, no son comunes ni contínuos; además, si a alguien le toca dejar este mundo, ni escondiéndose logra evadirlo, ¿no cree? Así que no hay por qué alarmarse.

Al final, regresamos a casa cansados y contentos de vagar todavía aun con un par de días de descanso para reponernos.

Esto es una prueba que para vacacionar no se necesita ir en avión a lugares lejanos u hospedarse en sitios caros. Solo el instinto de aventura como brújula, un buen plan y unos cuantos billetes hacen el truco.

Mándenos sus comentarios a rmsandoval@live.com