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El Universal.- Por su condición competitiva, el deporte testimonia un modo de comportamiento y una manera de actuar. El afán por ser el mejor, motiva a desarrollar habilidades, lograr metas y reconocer jerarquías. El sociólogo J. P. Bastardy, en su libro Educación del Cuerpo, dice: “En el deporte, las jerarquías son precisas, rigurosas, evidentes, dando satisfacción al espíritu en su deseo de orden- El mejor, convertido en héroe, introduce en el mundo la lógica del mérito sancionada por la competición”. En los hechos, el deportista es, para la masa, un guía investido de cualidades y principios.

El deporte es un medio de socialización. Según el libro, Ensayo y doctrina del deporte, “inicia a las masas en una ética, en una manera de ser, en un comportamiento moral. Alienta, así mismo, la creación de un estilo de vida personal”.

Ética es la ciencia del comportamiento de los hombres en sociedad. Como forma específica de conducta, regula los actos conscientes y voluntarios que afectan a otros. Para el filósofo griego Aristóteles, su objetivo es la praxis, para Emanuel Kant, la voluntad de actuar; para ambos es la acción sometida a la razón. En tanto competencia regulada por normas, el deporte transmite valores y prueba la importancia de la ética. Según una nota del periódico La Tercera, de Chile, el ex tenista Jaime Fillol, en una conferencia titulada Ética y deportes, impartida en la Universidad Diego Portales, de Santiago, identificó cuatro formas de comprender la importancia de la ética en los deportes. La primera se refiere a la gestión y al desarrollo de las organizaciones deportivas. Gestión sin ética, dijo, deriva en corrupción y en proyectos de corto aliento. La segunda alude a la formación deportiva y a la coherencia con los propósitos del proceso formativo. Actuar sin ética implica asociar la permanencia del deportista con su capacidad de financiar un programa. La tercera se refiere al alto rendimiento y en ella vincula el logro por medio de esfuerzos en sus procesos de entrenamiento y actuación en competencias, con la resistencia a la tentación de mejorar marcas por la vía del dopaje, del juego sucio o la deslealtad. La cuarta alude al deporte social. Las instituciones, empresas y organizaciones deportivas, señala, deben comunicar con transparencia sus objetivos de promoción del bienestar integral de la persona en la sociedad y no usarlos como mera estrategia de marketing con fines de lucro.

Así, el deporte, por la perfección a la que aspira y por la ética que conlleva, revela la importancia del respeto a las reglas, los beneficios del esfuerzo constante, el sentido de la libertad y el valor de la dignidad. El filósofo inglés Francis Bacon (1561- 1626) dijo: “La perfección de la propia conducta estriba en mantener cada cual su dignidad, sin perjudicar la libertad ajena”.

Comentarios: rjavier_vargas@terra.com.mx