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De un día para otro me doy cuenta de que el consumo en la farmacia asciende a cantidades más o menos onerosas.

Nunca antes salí de una botica (así les decía mi madre) con el negro pensamiento de que le metí un tiro en el centro a mi tarjeta de crédito sin tomarme un solo trago. Debe ser la edad, y ciertas tuercas flojas que ya nadie apretará. De momento no hay un enfermo en casa, no hablaré de cuando un paciente deambulaba por las recámaras entre las quemazones del dolor porque si hago esas cuentas ustedes se van de espaldas. Se trata de medicinas para el mantenimiento y la prevención de un estado parecido al de una nada despreciable salud, cierto olvido del cuerpo. Cuando recuerden su cuerpo una y otra vez, algo va mal.

Las cavilaciones en el mostrador de la farmacia me ponen los pelos de punta. Quizá por esta escueta razón en casa prefieren hacer el pedido por teléfono. Nunca será igual, en primer lugar porque tardan años en llegar y en segundo porque frente a los anaqueles de medicinas, la cosa cambia, una nube química te envuelve con extrañas certezas. Me acabo de dar cuenta de que confundo los genéricos con los similares. Desconfío de ambos. Soy de los que piensa que más vale malo por conocido. Me informan que los genéricos, GI, han pasado por las sanciones de la Cofepris, los similares, no. Me desvío sin razón, regreso.

No sé si es verdad que se puede tener el perfil perfecto y minucioso de una mujer o un hombre con sus recetas médicas y sus compras en la farmacia; investigo en mi alma y observo el resultado. Para empezar, Tafil de .50 mg. ¡Bang! Me han dicho que ataco con ferocidad a mi memoria; puede ser, pero la alternativa, dormir poco y mal, no me convence, con Tafil duermo poco, pero regular. Renitec de 20 mg. ¡Trash! Una en la mañana y otra en la noche. Sirve para que la cabeza no se convierta en olla exprés. Una mañana me tomé la presión con un aparato de fabricación japonesa, una pulsera que marca en un visor la sistólica y la diastólica: alta, hay que bajarla, me dijo el médico. El resto de la vida la pastilla color ladrillo. Paxil de 10 mg. ¡Cataplum! Esta pastilla es un antidepresivo de primera banda. Tómala, me dijo el médico, te va a modular, conocerás el matiz y la angustia bajará a un punto muy cercano a cero. Venga, todos los días la pastilla blanca. No quisiera hacerle a la chillona, pero el costo de estas medicinas es un petardo en el silencio de la noche.

No he enumerado algunos productos químicos imprescindibles para la vida diaria: Aspirina, Alka Seltzer, Pankreoflat. Lo digo rápido, se trata de prevenir acontecimientos cardiacos indeseados, expulsar el malestar por el exceso de la comida y la bebida y desterrar los malestares digestivos y uno que otro capítulo biliar sin resolución. Aunque no soy afecto a las vitaminas, la C me parece importante, he olvidado para qué, pero igual la tomo a diario. Seguro algo se me olvida. Flumil, cápsulas buenísimas para las molestias de la gripa. He aquí mi perfil puesto en el matraz de la química. No exhibiré desde luego la compra de las medicinas fijas de mi mujer pues cometería infidencias imprudentes.

Al salir de la farmacia recordé a mis padres viejos, las caras de estupor en su más alta ancianidad cuando llegaban a su casa bolsas grandes llenas de medicinas. Mi madre sufría con el costo de los medicamentos, se declaraba en rebelión y decía: Qué caso tiene.

Al parecer me encuentro muy lejos del tiempo en que mi madre me mandaba a la botica con el pedido para traer: una tira de cafiaspirinas, vaselina para el pelo de tu papá, cincuenta centavos de carbonato, mi Igrotón Reserpina para la presión y un tubo de Picrato. Nunca entendí el amor de mi madre por el Picrato de Butecín, que se usaba para las quemaduras. Con este modesto equipaje químico mis padres llegaron a la fantástica edad de 90 años.

Algo de todo esto recordé cuando pagué con mi tarjeta de crédito las medicinas. Por lo demás, estoy bien, aunque me duele un poco la cabeza. No compré Advil Forte. ¿Lo ven? El cuento de nunca acabar. Del colesterol estoy bien, les aviso.

Twitter: @RPérezGay