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El civismo, la cortesía, las buenas maneras que muestran los Representantes (en nuestros países les llamamos diputados) y los Senadores en Estados Unidos es muy diferentes a lo que vemos en nuestros países de origen. Allá cuando se juntan los miembros de diferentes partidos y el principal protagonista es el Presidente de la Nación. El desorden, los insultos, los escupitajos, los recordatorios maternales, los zafarranchos, los jaloneos y amenazas son la noticia principal del día siguiente.

Eso no ocurre aquí. El Presidente puede insultar y denigrar a todo un grupo de la población y la cortesía prevalece, nadie se levanta y le dice: ¨Mentiroso, ¨ o algún otro epíteto. La prueba la tuvimos el pasado martes 28 de febrero. El Presidente Donald Trump en su primer discurso al congreso volvió a la carga contra los mexicanos al presentar a los indocumentados como asesinos e indeseables. Para ese fin presentó a hombres y mujeres cuyos familiares fueron ultimados por indocumentados. En nuestro país, más de alguno se hubiera levantado a interpelarlo, mínimo le hubieran gritado, ¨¡no generalices, hay indocumentados decentes, trabajadores, que también han salvado vidas. Que han muerto por este país. Primero infórmate antes de hablar guey! Pero eso es impensable en este país. Se hubiera considerado una afrenta a la vestidura presidencial y aquí, esa se respeta.

También es parte del ritual anual que al Presidente se le permita exagerar, mentir, prometer y amenazar, sin que nadie diga nada. Al contrario, es la oportunidad que tienen los miembros del partido al que pertenece, que le aplaudan a raudales y lo interrumpan con vítores. El mandatario a su vez, agradece y acepta las aclamaciones.

La forma en que está estructurada esta ceremonia es que al final de su discurso, un representante del partido contrario se encarga de responder a lo dicho por el Presidente. En esta ocasión, ese honor le correspondió al Ex gobernador de Kentucky, Steven Beshean quien con mucha cortesía, le reclamó que ha hecho lo contrario a lo prometido. Sin recurrir a insultos como mentiroso, falso, traidor, prometiste combatir los excesos de Wall Street y has puesto en tu gabinete a sus representantes. Le recordó que prometió defender a la clase trabajadora que no tiene influencias y que ahora se ha convertido en el defensor de los billonarios de Wall Street. El ex gobernador también advirtió a los republicanos que al eliminar Obamacare van a dejar a millones de personas sin seguro médico. Esto lo dijo también sin levantar la voz y con mucha cortesía.

Debo decir también que el mismo martes 28 de febrero, Donald Trump y sus allegados, se encargaron de encender las esperanzas de millones de personas dentro y fuera de Estados Unidos con la afirmación de que en su discurso incluiría la posibilidad de una reforma a la ley de inmigración para darles documentos a millones de personas. Eso lo dijo a un grupo de reporteros a mediodía. Ya en su discurso, eso no sucedió, se limitó a decir que a la mejor, puede ser, quien sabe, o puede haber un cambio basado en el mérito. La declaración más ambigua que mandatario alguno haya hecho sobre el tema. Una vez más les comprobó a los representantes de los medios de comunicación y a todo el mundo, que en la era de Trump prevalecerán, más que en los anteriores presidentes, las falsas promesas y las mentiras en torno al tema de inmigración.