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La primera vez que fui a dar una charla a los estudiantes de la High School de Huntington Park, hace varios años, llegué armada con material suficiente para presentarles el futuro brillante que les esperaba, siempre y cuando siguieran el camino de la educación superior. Mi presentación seguía a la de salud y educación sexual. Bastaron sólo unos minutos para darme cuenta que el auditorio ahí presente, lo que menos le importaba era lo que estaban a punto de escuchar. Mi temor aumentó cuando la primera presentadora empezó a premiar con paletas y golosinas a los que estaban dispuestos a escucharla. De haber sabido, que así era la mecánica, me hubiera aprovisionado con churros locos, jamoncillos, cocadas y tamarindos. No llevaba nada. Me sentí mal preparada.

Al finalizar la primera presentación, el sonido de un timbro me salvó y los estudiantes salieron en tropel hacia distintas direcciones. Me permití explorar los alrededores. Algunas estudiantes, de ambos sexos, cargaban, además de libros, un muñeco del tamaño de un bebé. Lo llevaban con la cara hacia el suelo, pegado a la cintura.

También vi una escena amorosa detrás de uno de los edificios entre dos estudiantes, de esas que se ven en películas clasificadas ¨R¨ los adolescentes las pueden ver siempre y cuando vaya acompañado de un adulto. ¿Cómo se podía tolerar ese tipo de conducta? ¿Se le notifica a la mamá? ¿Por qué no intervienen los maestros? Muchos los vieron, y como si nada. ¿Y los muñecos de plástico?

La respuesta sobre los muñecos de plástico, me la dio uno de los miembros del Distrito Escolar Unificado de Los Angeles, de entonces. ¨Los muñecos son para que vean los estudiantes que tan difícil es cuidar un bebé.¨ Ya entendí, lo que me quiso decir este funcionario escolar es que a una de sus ¨lumbreras¨ se le ocurrió destinar miles de dólares en adquirir muñecos que ¨lloran¨ durante la noche, dárselos a los estudiantes para que se desvelen cuidándolos y vean que difícil es ser padre y persuadirlos así de que de que se embaracen o embaracen a una estudiante y menos si eso se da la escuela. Brillante.

La última vez que averigüé sobre las estudiantes embarazadas en Huntington Park, la ex concejal de esa ciudad Rosario Marín, me dio una estadística escalofriante. ¨Es un problema horrible el que tenemos en Huntington Park, más del 50% de muchachas salen embarazadas.¨ O sea que el proyecto de los muñecos llorones no resultó y fue un desperdició de dinero

En la era de Trump y con el nombramiento de la nueva Secretaria de Educación, la billonaria Betty De Vos, que por décadas invirtió muchos millones de dólares en campañas para elegir congresistas republicanos y así lograr una mayoría republicana. Su sueño se hizo realidad. Ha prometido reformar el sistema educativo de tal manera que los padres que quieran sacar a sus hijos de la escuela que asistan desde: Elementary, Junior High y High School y llevarlos a una institución privada, por la razón que sea, incluido el temor de que una de sus hijas pueda salir embarazada, lo van a poder hacer mediante un sistema de vales escolares. El dinero para esos vales, saldrá del presupuesto de educación federal. . Que nadie se confunda, ella no va a poner ni un dólar de su bolsillo, tampoco planea pedir coperacha a sus amigos, también billonarios para esa causa. Una cosa es aportar millones para sus candidatos republicanos y otra muy diferente es ayudar con más fondos a escuelas públicas que carecen de personal, de tecnología y de mejores instalaciones para competir con las escuelas privadas.