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Vista de la obra "Canana, Hoz y Guitarra" (d) del fotógrafo estadounidense Edward Weston hoy, jueves 29 de enero de 2015, durante un recorrido para la prensa en el Museo de Arte Moderno (MAM) de la Ciudad de México, donde se presenta la muestra "Fascinación: Modotti-Weston". La exposición refleja el cambio que supuso para la italiana Tina Modotti y a Weston durante su estancia en México.
Vista de la obra “Canana, Hoz y Guitarra” (d) del fotógrafo estadounidense Edward Weston hoy, jueves 29 de enero de 2015, durante un recorrido para la prensa en el Museo de Arte Moderno (MAM) de la Ciudad de México, donde se presenta la muestra “Fascinación: Modotti-Weston”. La exposición refleja el cambio que supuso para la italiana Tina Modotti y a Weston durante su estancia en México.
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México, 30 ene (EFEUSA).- El Museo de Arte Moderno (MAM) de la Ciudad de México presentó hoy la exposición “Fascinación: Modotti-Weston”, que refleja el cambio que supuso para ambos fotógrafos su estancia en el país, con la que pasaron de ser retratistas a interesarse por la “belleza del objeto”.

Para la italiana Tina Modotti y el estadounidense Edward Weston, quienes mantenían una relación sentimental, su llegada en 1923 supuso el comienzo de la etapa “más creativa e intensa de su vida”, señaló en una rueda de prensa la directora del MAM y comisaria de la muestra, Sylvia Navarrete.

“Entonces México estaba en pleno Renacimiento, con una gran efervescencia cultural, no solo por las pinturas murales, también por todos los programas vasconcelistas de llevar al arte y la educación a las masas”, explicó.

El recorrido de la exposición, que podrá visitarse hasta mayo, ilustra cómo sus trabajos, con puntos comunes y una “retroalimentación” constante entre ellos, les llevó de los retratos a las imágenes protagonizadas por el cuerpo, y cómo desde ahí se centran en la estética de los objetos y la valía del artesano.

En su primera etapa se dieron a conocer por sus mencionados retratos -tanto a amigos como a personalidades-, con los que construyeron una “nueva forma” de concebir esta expresión artística; muestra de ello son algunos como el de Lupe Marín, firmado por Weston, o el de su musa, Nahui Olín.

En ellos se puede constatar el interés del fotógrafo por “concentrar la mirada del espectador” y su gusto por dotar al retratado de un “aspecto heroico”, señaló Navarrete, quien precisó que, aunque no fuera un trabajo especialmente motivacional para Weston, le aportó una vía de subsistencia y “tiempo” con el que cultivó muchas de sus ideas.

Más tarde, las fotografías con las que trabajaban la textura y los contrastes de las manos de campesinos o lavanderas dan paso a otras en las que el objeto se aisla por completo.

Como demuestran las últimas imágenes de la muestra, pasaron a buscar “un fondo neutro, que no opaque al objeto mismo, para resaltar su funcionalidad y belleza” de forma sencilla y sintética, dijo Navarrete.

“Weston buscaba resaltar las propiedades particulares de la fotografía, revolucionar el lenguaje e impactar directamente al observador”, en contraposición con la fotografía de la época, todavía muy marcada por los cánones del siglo XIX y la pintura.

Los caminos de ambos se separaron cuando Weston regresó a Estados Unidos, manteniendo su interés por el objeto, mientras que Modotti empezó explorar la parte más humana, con influencias comunistas y enfocada al mundo de los trabajadores.

“Su fascinación por México le lleva a hacer una fotografía más comprometida y testimonial; cuando viaja por él ve realmente el país y se acerca mucho al mundo rural”, resaltó la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda.

Modotti también acabaría por abandonar México, cuando se la expulsó, acusada de planear el asesinato del presidente Pascual Ortiz Rubio.

Tras viajes que le llevaron a Alemania y a España, regresó a México, donde murió de un ataque cardiaco en 1942 que levantó sospechas conspiratorias. EFEUSA