Miami, 13 feb (EFEUSA).- La artista chilena Mónica Bengoa plantea en la muestra “Exercices de Style”, que se inaugura este sábado en Miami, un diálogo con la radicalidad literaria del escritor francés Raymond Queneau (1903-1976), en el que recurre a páginas arrugadas del libro homónimo para su visualización.
Se trata de uno de los trabajos más interesantes e innovadores que se exhiben en Miami: un total de 19 piezas basadas en las variaciones literarias realizadas por el excéntrico Queneau en “Exercices de Style” y que la artista ha volcado en materiales como fieltro, papel calado e incluso bordado a mano.
El citado libro cuenta un suceso simple y cotidiano y lo narra 99 veces de manera distinta, por medio de poemas, figuras literarias y juegos de palabras, un empeño literario que Bengoa asumió como un “desafío para abordarse desde la visualidad”, dijo a Efe la artista residente en Santiago de Chile.
El mayor reto que supuso “Ejercicios de Estilo” para Bengoa fue el de “trabajar con fotografías arrugadas de páginas”, ya que la “información visual” que llega al espectador es “muy reducida”, con palabras distorsionadas por este efecto, apostilló.
“Decidí realizar mis propias variaciones formales a partir del libro de Queneau como una especie de metáfora del ejercicio que él hizo, apuntando a la idea de que la forma es el contenido”, explicó la premiada chilena, quien ha expuesto en la Bienal de Venecia y el MOCA de Seúl, entre otros museos.
Comisariada por Julia P. Herzgerg, la exposición consta de tres series de la obra en marcha de Bengoa y se expondrán hasta el próximo 26 de abril en el Patricia & Phillip Frost Art Museum de la Universidad Internacional de Florida (FIU).
La primera serie de piezas se nutre del primer relato de libro, “Notaciones”; la segunda, corresponde a los siguientes ocho relatos, y todas fueron realizadas en papel, también calado a mano. La tercera serie está compuesta por seis obras confeccionadas en bordado a mano.
El proceso de creación, prosiguió Bengoa, requirió unos diez meses de duro trabajo. En una primera etapa, la artista chilena tuvo que desencuadernar el libro, separar una a una las páginas, arrugarlas y fotografiarlas. Esas fotos son, precisamente, la “imagen base de cada una de las obras” expuestas, apuntó.
Imágenes agrandadas hasta una altura de 1,84 metros, luego dibujadas sobre fieltro de lana de color gris oscuro, calado a mano, del que se retiran, una a una, la letras de los textos, de manera que el “espectador contempla las páginas negras de un libro de material denso y cálido que muestra los agujeros en forma de letras”, explicó.
Las letras quedan dispuestas en el suelo, bajo cada una de las piezas de fieltro, como si hubieran caído de las páginas. Una original composición de la primera serie que “invita al espectador a ver con calma y descubrir que hay varios niveles de imagen frente a él”, apostilló Bengoa.
Este estudio de la imagen fotográfica a partir de un texto literario, en este caso con fotos de páginas arrugadas de un libro, es una propuesta renovadora que alienta al espectador a buscar otra mirada, o, en palabras de la artista, a realizar “diversos ejercicios de mirar”.
La fascinación de la artista visual chilena por esta obra nace de su interés por el movimiento francés “Oulipo”, fundado por Raymond Queneau en los años sesenta con la intención de renovar las estructuras imponiendo limitaciones formales a la obra literaria.
“Ya había trabajado antes también con textos de Georges Perec como si fuese un artista visual”, tras entender que ambos emplean una “metodología de trabajo que se caracteriza por tomar decisiones formales”, puso de relieve.
Esa búsqueda de la restricción formal obligó a Perec y Queneau a orillar “lo sabido y esforzarse en encontrar nuevas formas de trabajar que favorecían la creación”.
El traslado de la obra al museo floridano fue posible gracias a la colaboración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y la embajada chilena en EE.UU. EFEUSA