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  • La mexicana Laura Martínez quedó ciega a los 2 años...

    La mexicana Laura Martínez quedó ciega a los 2 años de edad y regenta uno de los restaurantes más prestigiosos de Chicago (Illinois). En la imagen atendiendo a una clienta.

  • La mexicana Laura Martínez quedó ciega a los 2 años...

    La mexicana Laura Martínez quedó ciega a los 2 años de edad y regenta uno de los restaurantes más prestigiosos de Chicago (Illinois). En la imagen atendiendo a una clienta.

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La invidente Laura Martínez, nacida en el estado de Guanajuato, México, regenta el restaurante La Diosa en la ciudad estadounidense de Chicago. Chef muy afamada y mediática, suple su vista con una enorme dosis de pasión por la cocina.

La mexicana Laura Martínez quedó ciega a los dos años debido a un problema de cáncer, pero eso no fue obstáculo para que se convirtiera en cocinera. “Desde pequeña ya supe que quería ser chef”, comentó a Efe. Un oficio en el que la vista suele tener un lugar prominente pero que para Laura ha representado, más que un obstáculo, un auténtico acicate.

Sobre qué fue lo que más le sedujo para dedicarse a este oficio con su minusvalía, comentaba en una entrevista a Efe: “sobre todo es el fruto de mi pasión, más que nada”.

Sus referentes como cocinera le vienen de familia: “mi amor por la cocina viene de la relación con mi abuela, con la que vivía rodeada de olores, sonidos y texturas que me atraparon”, añade.

Desde luego, los sabores y la gastronomía de su país de origen se caracterizan por ser amplios y buenos, porque Laura Martínez, recién ingresada en la treintena, es oriunda del municipio de Salvatierra, en el céntrico estado mexicano de Guanajuato.

A LAS ÓRDENES DE CHARLIE TROTTER.

Estudió el oficio en Le Cordon Bleu College of Arts Culinarias de Chicago (Illinois, EE.UU.) a donde llegó con 24 años, tras abandonar sus estudios de psicología y mudarse desde la ciudad de Moline, en el mismo estado.

El Departamento de Servicios de Rehabilitación de ese estado se encargó de la matrícula y de otros gastos de sus estudios, y la ayudó a conseguir una pasantía en la Chicago Lighthouse, una agencia de servicios sociales para ciegos e incapacitados visuales que luego la empleó con el famoso chef Charlie Trotter.

Sobre sus experiencias con el prestigioso cocinero, Martínez comentaba a Efe: “A Trotter no le importó mi problema de visión y eso es algo que nunca voy a olvidar”. Este profesional falleció a los 54 años de un derrame cerebral y fue pionero de la vanguardia culinaria en Estados Unidos.

Desempleada, y sin posibilidades de que alguien le diera otra oportunidad, Martínez buscó el amparo del asesor de pequeñas empresas Andrew Fogaty, quien la ayudó a conseguir un préstamo de 40.000 dólares para promover su aventura empresarial.

“El sueño de todo chef de tener el restaurante propio. Había experimentado durante décadas la combinación adecuada de especias, ingredientes y texturas, y no podía quedarme en mi casa lamentándome”, confesaba a Efe.

Y así fue como su tesón, esfuerzo, trabajo y, especialmente, su fe en sí misma, con el gran apoyo de su marido Maurilio Ortega y de su madre, Josefina, le permitieron hace unos meses abrir su propio restaurante en una de las zonas más conocidas de Chicago, en Lincoln Park, se llama “La Diosa” y, al parecer, le va bastante bien.

MOTIVANDO A PERSONAS CON DISCAPACIDAD.

Sobre la razón de elegir esta ciudad, la cocinera ha comentado, a través de su página: “Supongo que estaba destinada que fuera aquí. Yo quería ir a Miami, pero eso no sucedió. No descarto esa idea, tal vez algún día”.

En “La Diosa” ofrecen cocina mexicana y francesa y, aunque el local no es muy grande, algunos de sus clientes indican que es muy “coqueto y acogedor” y sus platos principales están fundamentados en la comida casera.

Sobre sus especialidades, la chef publica que “desde mi infancia, mi plato favorito es el mole. Es muy similar a la de curry. Tiene un montón de ingredientes como el chocolate y plátano. Se trata básicamente de una salsa picante cremosa. Cuando estás haciendo la salsa se necesita una gran cantidad de especias, así como varios tipos de pimientos, por lo que aporta una gran cantidad de aromas. Me encanta prepararlo”.

Además de quiches, tortillas, quesadillas y empanadas, también tiene platos de su propia creación, las tartizzas. Tampoco se olvida de su mentor y en la carta incluyen un plato en homenaje a Trotter.

Laura Martínez quiere, con su ejemplo, dar también un consejo a todas aquellas personas que tienen discapacidades: “que se motiven y sigan adelante, porque la vida es corta y hay que aprovecharla al máximo, sin excusas. Yo lo que pretendo es que la gente, cuando sale de mi local, no diga que comió en un restaurante con una chef especial, sino que la comida que pidió era muy buena”.

EFE/REPORTAJES