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#WorldPhotographyDay: Día Mundial de la fotografía, del “momento Kodak” al “momento Google”

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La base de la economía actual está en la fotografía, en esa capacidad de capturar imágenes y compartirlas instantáneamente.

Así como en el pasado se creó el emporio de la Kodak, basado en la captura, fijación y reproducción de imágenes en papel y sales de plata, ahora Apple hace lo mismo con las imágenes basadas en pixeles.

No es una exageración decir que la creación de imágenes digitales y su posterior transmisión es uno de los grandes componentes de la economía. “Apple” es la marca de más valor en la actualidad, así como alguna vez lo ha sido “Kodak” o “Cocacola”.

Solo pregúntese cuántas imágenes pasan por su vista todos los días.

Pero en este “Día Mundial de la Fotografía” habría que detenernos a reflexionar: ¿Para qué tomamos fotografías?

Los Cruces y Campa, en los inicios de la fotografía mexicana, se dedicaban a caminar por diferentes pueblos a retratar a los personajes más populares. Si no fuera por ellos, no tendríamos una idea de cómo eran los mexicanos del Siglo XIX. Ellos verdaderamente sudaban para tomar fotografías con aquel pesado equipo que requería tanto de fuerza como de paciencia.

Todavía en el Siglo XX, con un esfuerzo semejante, el fotógrafo Ansel Adams pernoctó en su auto para poder tomar esa imagen de “Moonrise Over Hernandez” que en su tiempo fue la fotografía más cara que se haya vendido.

Lo portátil de la cámara 35 mm simplificó un poco el proceso, pero no tanto. Cuando Nick Ut tomó la foto de la niña desnuda Phan Thi Kim Phuc huyendo de los bombarderos de Napalm en Vietnam, no fue una cosa sencilla. La foto que ganó el Premio Pulitzer en 1972 estuvo a punto de no publicarse, por el criterio de la agencia de no publicar fotos de niños desnudos. Pero un editor emergente le dio luz verde. Fue casi un accidente.

En estos tres casos es evidente el trabajo que hay en tomar fotos.

Eso no se parece mucho al esfuerzo que ponen millones de usuarios de iPhones y teléfonos inteligentes que todos los días nutren el tráfico de fotos en el ciberespacio.

Es tan fácil que eso ha hecho que no nos detengamos mucho para pensar en la pregunta arriba propuesta: ¿Para qué tomamos fotografías?

La forma irreflexiva en que lo hacemos ha hecho que muchas plataformas se congestionen de una gran cantidad de imágenes repetitivas y mal hechas.

También empieza a menoscabar nuestra capacidad de expresarnos a través de las palabras.

Todo lo queremos hacer con fotos, pero la frase que se puso de moda en los 70’s de que “una imagen dice más que 1,000 palabras” muy bien podría invertirse ahora: “un buen párrafo dice lo que 1,000 imágenes”.

Por eso, la tarea más importante que tenemos ahora es la de pulir nuestras habilidades para tomar buenas imágenes desde el punto de vista técnico, y hacerlas más relevantes desde el punto de vista social.

La fotografía digital nos ha abaratado el proceso de aprendizaje. Antes, teníamos que echar a perder una gran cantidad de negativos y papeles, ahora podemos borrar instantáneamente las fotos que no alcanzan un estándar de calidad aceptable.

Sin embargo, todo es tan barato y estamos tan entusiasmados con las nuevas tecnologías, que a menudo se nos olvida ese viejo propósito que ha tenido la fotografía desde sus orígenes: conocer mejor el mundo y hacernos más sensible de los cambios que sufre.

JFuentes@SCNG.COM