Skip to content
Author

Hace poco comenzaron los Juegos Olímpicos con una apertura que dejó mucho que desear a las autoridades brasileñas, ya que en esta ocasión, la gente mostró un descontento bastante visible entre abucheos hacia el mandatario interino, diversas protestas, así como distintos intentos de apagar la antorcha olímpica durante su recorrido a la nueva sede por parte de los brasileños, dieron a ver al resto del mundo a un Brasil que se revuelve en el descontento social.

Trabajando en el periódico en inglés de la compañía en la que estoy, me tocó escribir el titular de la nota principal en primera página.

Al igual que el artículo, me enfoqué en los problemas sociales de Brasil durante la inauguración de los juegos.

Mi sorpresa fue al ver que el resto de periódicos que estaban siendo diseñados esa noche, tenían un cabezal que mencionaba el show de apertura, las luces espectaculares; ignorando lo que mencionaba la mayoría de la nota, lo que sucedía en Brasil a nivel social y que opacaba los juegos.

Y bueno, la verdad es que nadie quiere escuchar quejas durante una fiesta. Nadie quiere prestar atención al viejo agrio que pone el dedo en la llaga en asuntos relacionados con el festejo. Lo que todo mundo desea es participar de la comilona, el baile, los tragos.

Esta analogía es más bien simplista. Y es que en realidad, los problemas sociales de un país como Brasil en estos momentos son algo complicados.

Por un lado, los brasileños desean que se invierta en infraestructura y servicios sociales tan necesitados en el mismo país. Por el otro, Brasil en el presente está pasando por la posible revocación de su actual presidenta, Dilma Rousseff.

El presidente interino (el que fue abucheado en la ceremonia), está aprovechando su posición para privatizar servicios sociales, cosas por las cuales no están nada contentos sus compatriotas. La cuestión es… ¿Deberían los cariocas estar de fiesta en medio de tantos problemas?

Y todo esto es sin mencionar las aguas contaminadas de los lugares que serán usados para competencias y… sí, también el tan temido virus del Zika.

Hace poco comenzaron los Juegos Olímpicos con una apertura que dejó mucho que desear a las autoridades brasileñas, ya que en esta ocasión, la gente mostró un descontento bastante visible entre abucheos hacia el mandatario interino, diversas protestas, así como distintos intentos de apagar la antorcha olímpica durante su recorrido a la nueva sede por parte de los brasileños, dieron a ver al resto del mundo a un Brasil que se revuelve en el descontento social.

Trabajando en el periódico en inglés de la compañía en la que estoy, me tocó escribir el titular de la nota principal en primera página.

Al igual que el artículo, me enfoqué en los problemas sociales de Brasil durante la inauguración de los juegos.

Mi sorpresa fue al ver que el resto de periódicos que estaban siendo diseñados esa noche, tenían un cabezal que mencionaba el show de apertura, las luces espectaculares; ignorando lo que mencionaba la mayoría de la nota, lo que sucedía en Brasil a nivel social y que opacaba los juegos.

Y bueno, la verdad es que nadie quiere escuchar quejas durante una fiesta. Nadie quiere prestar atención al viejo agrio que pone el dedo en la llaga en asuntos relacionados con el festejo. Lo que todo mundo desea es participar de la comilona, el baile, los tragos.

Esta analogía es más bien simplista. Y es que en realidad, los problemas sociales de un país como Brasil en estos momentos son algo complicados.

Por un lado, los brasileños desean que se invierta en infraestructura y servicios sociales tan necesitados en el mismo país. Por el otro, Brasil en el presente está pasando por la posible revocación de su actual presidenta, Dilma Rousseff.

El presidente interino (el que fue abucheado en la ceremonia), está aprovechando su posición para privatizar servicios sociales, cosas por las cuales no están nada contentos sus compatriotas. La cuestión es… ¿Deberían los cariocas estar de fiesta en medio de tantos problemas?

Y todo esto es sin mencionar las aguas contaminadas de los lugares que serán usados para competencias y… sí, también el tan temido virus del Zika. En efecto, luce como que no es tiempo para fiestas en Brasil.

En efecto, luce como que no es tiempo para fiestas en Brasil.