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El miedo exagerado es un mal consejero, pero sin un poco de miedo, las personas se podrían poner en peligros mayores. Ahora que nuevamente el discurso periodístico está saturado del tema de seguridad por el atentado reciente, se puede incurrir en un problema mayor: que las personas se sientan tan temerosas de viajar, que nuevamente haya un descalabro económico en nuestra atribulada economía.

Si se recuerda un poco lo que fue empujando la crísis económica actual, todo empezó por el miedo generado por el 9/11. El miedo exagerado hizo que no solamente se dedicaran grandes recursos a invadir Afganistán, sino también a Irak. El miedo exagerado hizo ver como justificable la invasión a un país que no estaba ligado al ataque del 9/11. Luego, la inestabilidad de los mercados petroleros generó alzas en la gasolina, que a su vez generó otros miedos y problemas económicos: miedo a no poder pagar gasolina y los pagos de la vivienda, miedo a perder el empleo, que generó miedo a gastar…

En la actual coyuntura, en que muchos no pueden pagarse un scanner médico, pero si viajan se lo dan gratis, no debemos perder de vista otras prioridades de las familias: empleo, salud, educación y seguridad. Pero esta seguridad significa también que las personas trabajadoras que han contribuído con sacrificios por muchos años para la economía de este país, no tengan que esconder su estatus migratorio.