La carta de los Derechos Universales de los Niños dice claramente que independientemente de la condición de sus padres todo niño tiene derecho al nacer de una identidad y una patria. Tiene derecho a crecer sin hostigamientos ni amenazas a su integridad.
Las naciones más civilizadas del planeta han ajustado su legislación para proteger estos derechos. Las constituciones de cada país y otras leyes civiles tratan de garantizar la aplicación de esas disposiciones. Nuestra Constitución establece que los niños nacidos aquí tienen ciudadanía automática y, por lo tanto, la protección de las leyes.
Sin embargo, la bancada republicana, incluyendo al otrora propulsor de la Reforma de Inmigración, Senador John McCain, está tratando de revisar ese derecho consagrado incluso por la Organización de las Naciones Unidas.
Tan solo el hecho de poner en discusión el tema con fines políticos ultraconservadores crea un grave riesgo de desprestigio a la nación que trata de ser el ejemplo de moralidad en el mundo.
