La sociedad está organizada por ideas compartidas por muchos, que en cierto momento logran hacerlas cumplir. Esto no quiere decir que el 100% se acoja a esas ideas. Hay muchos que consideran que la sociedad debería estar organizada de manera diferente, y eso está bien mientras que acepten y respeten el derecho de la mayoría a decidir.
Eso es lo que ha mantendido a las sociedades. Usualmente, las voces disidentes tratan de reunir evidencias y organizar un discurso que cuestione el “estatus quo”. Si este nuevo discurso se engancha con las necesidades de una nueva mayoría, los gobiernos cambian y experimentan con nuevas formas de gobernar.
Pero ese nuevo discurso no puede estar hecho de humo, de frases que suenen bonito pero no estén sustentadas en la realidad.
Las nuevas ideas deben basarse en los conocimientos de la economía, la historia, la sociedad… Y sobretodo, deben estar basadas en la buena voluntad para construir un mejor país.
La tragedia de Arizona es un nuevo recordatorio a quienes tienen el poder de un micrófono, de no confundir discursos incendiarios con la sensatez y cortesía que debe tener el debate político.
Con frecuencia, con ánimos de ganar raiting, los “talk shows” se deslizan por el camino fácil de los adjetivos y balandronadas. Esto no tendría ningún problema si la audiencia leyera lo suficiente como para confrontar los comentarios de los shows, pero a menudo esa retórica llega a mentes desnutridas intelectualmente, pero armadas.
