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Estadísticas del cine mexicano: se perdió cerca de 1.5 millones de espectadores en 2010

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México, 10 ene (EFE).- Las películas mexicanas perdieron en 2010 más de un millón y medio de espectadores en las salas de cine de su país, de acuerdo a datos de la Cámara Nacional de la Industria del Cine y del Videograma (Canacine) dados a conocer hoy por el diario Reforma.

Mientras que en 2009 el número de espectadores que se acercó a los cines a ver un filme hecho en México fue de 12,4 millones, los datos de 2010 hasta noviembre muestran que sólo se vendieron 10,7 millones de boletos en taquilla.

Las producciones mexicanas más exitosas fueron la comedia “No eres tú, soy yo”, con casi 3 millones de asistentes, y la tragicómica “El infierno”, centrada en el mundo del narcotráfico, que congregó a poco más de dos.

La taquilla estuvo dominada por el cine de Hollywood, cuyas películas acapararon la atención de más de 180 millones de espectadores. El podio fue para “Toy Story 3”, con casi 15 millones, y para “Alice in Wonderland”, con algo más de siete.

Según estadísticas y datos presentados por la industria con anterioridad, el número de películas de EE.UU. que llega a los cines mexicanos es más del doble que el de producciones mexicanas. Una parte de éstas ni siquiera llega a estrenarse.

Si no están apadrinados por grandes distribuidoras, sufren para hallar un hueco fugaz en la cartelera, o confían en que los premios de festivales en el extranjero les abran las puertas. En ambos casos, su estreno en México suele demorarse.

El mercado de la exhibición está dominado por un puñado de cadenas, que programan mayoritariamente superproducciones, comedias y entretenimiento.

El cine internacional no producido en Hollywood apenas tiene cabida y su presencia se reduce a las escasas salas calificadas como “de arte”. Suelen ser filmes aclamados por la crítica o con buena taquilla, que aparecen por lo general con mucho retraso en las carteleras, no así en los puestos callejeros.

“Das weisse band” (“La cinta blanca”), de Michael Haneke, Palma de Oro en Cannes y nominada a dos Oscar, por ejemplo, se estrenó en diciembre de forma limitada por una distribuidora independiente, bastantes meses después de que se pudiera ver en otros países.

Las grandes cadenas patrocinan ocasionalmente alguna muestra internacional, y ceden algunas de sus pantallas durante unos días o semanas.

Los estrenos llegan primero a la capital y a las otras dos metrópolis más importantes (Monterrey y Guadalajara), y paulatinamente rotan por el resto de ciudades.

A pesar de las adversidades, en los últimos años ha surgido una generación de nuevos directores que buscan revitalizar el cine mexicano. Algunos han encontrado el éxito comercial, como Diego Luna, y otros han acaparado premios en festivales internacionales, como Carlos Reygadas en Cannes y Fernando Eimbcke en Berlín.

“Hay que capacitar a los escritores, porque historias hay muchas, es un asunto que pasa por la calidad de los trabajos”, opinó para Reforma el director de Cinemark y vicepresidente de Canacine, Roberto Jenkins.

La subordinación del cine mexicano al estadounidense -no hay una cuota de pantalla obligatoria- comenzó, según creadores y productores, con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en 1994.

Tres años después, la industria mexicana del celuloide tocaba fondo con la producción de sólo siete películas, aunque fue remontando poco a poco. En 2008 se produjeron setenta, aunque solo se estrenaron cuarenta.

El gremio se quejó a finales de 2009 de que, a pesar de que el país es el mercado fílmico más grande de Latinoamérica, destina muchos menos recursos públicos al séptimo arte y lo protege menos que otras naciones, como Brasil. EFE