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José Gurría-Cárdenas, jazz transnacional
José Gurría-Cárdenas, jazz transnacional
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Aunque la categoría más a la mano es la de “jazzista” José Gurría “Gurri” es un músico nacido en la Ciudad de México que se beneficia de muchas influencias “trans-nacionales” en Los Angeles.

Asegura componer “a partir de rítmos de batería y melodías que vienen del punk, rock, y electrónica”. Todo esto asentado en una sólida base académica.

Gurri es fundador de Ethos Trio, Third Root Consort, Jazztec, y el Jose Gurria Quartet. El principal proyecto de José Gurría en la actualidad, es Gurrisonic, una orquesta de cámara de 20 integrantes, la cúal reúne a algunos de los improvisadores más destacados del area de Los Angeles cómo Daniel Rosenboom, Daniel Szabo, Justo Almario, Eric KM Clark, y Gavin Templeton entre otros.

Gurri es, además, miembro del Creative Underground Los Angeles (CULA), un selecto grupo de artistas dedicados a hacer música y explorar distintas colaboraciones entre artistas del area de la ciudad de Los Angeles. En fechas recientes Jose Gurría comenzó a trabajar en un proyecto nuevo formado por el violoncellista virtuoso, y miembro de la Filarmónica Nacional de México, Cesar Bourguet.

En una entrevista, Gurría explica su acercamiento a la música.

-¿Cómo definirías tu propuesta musical?

Gurrisonic tiene un espíritud más avant-garde que cualquier otra cosa. Podría decirte que es una orquesta de cámara de música nueva, si entendemos esa definición como repertorio original contemporáneo para instrumentos de música clásica. Existe gente que vé mi banda como un big-band ampliado. Yo difiéro con esa apreciación, ya que me parece muy limitada la idea. La realidad es que Gurrisonic es un quinteto de cuerdas, inspirado mucho en la música de Dvorak, y su música para quinteto de cuerdas, junto con un quinteto de metales, y una sección de alientos que podría estar en un ensamble improvisacional tipo Chicago Art Ensemble; todo ésto aglutinado por una sección rítmica. De este modo, la banda opera cómo un grupo multi-seccional y a veces como un todo. Más allá de definiciones, eso es Gurrisonic.

Dentro de mis composiciones, el sesenta y cinco por ciento de la música está escríta, aunque con el elemento de improvisación, siento que debe definirse como algo más que una banda de Jazz. Compongo a partir de rítmos de batería y melodías que vienen del punk, rock, y electrónica, aunque mi entrenamiento es primordialmente armonía contemporánea y clásica.

Influencias tengo muchas pero a la gente que le róbo ideas y recursos de composición más a menudo, son a Stravinsky, Ravel, Mingus, y bandas de punk y metal interesantes como Pennywhistlec y Meshuggah, respectivamente. Obviamente, todo esto se mezcla con el bagaje que tengo como artista latinoamericano.

-¿Qué experiencias te acercaron a la música?

El escuchar música cubana con mi abuela desde chico, además de que le encantaba Gonzalo Curiel y Agustín Lara. Soy hijo de la música de los años ochentas, y no puedo negar mis influencias de bandas como The Police y Rush, entre otros.

Mi abuela esuchaba en la radio La música que llegó para quedarse, ahí escuchaba a Los Panchos, a Los Tres Diamantes, y demás grupos de bolero. Lo interesante del caso, es que tuve que pasar toda mi adolescencia sin darme cuenta de la riqueza musical a la que había sido expuesto en casa. Luego entonces, iniciar un proceso calculado de desintoxicación de la basofia sónica a la que todos los mexicanos hemos sido expuestos a través de los medios masivos en México.

-¿Cómo fue tu aprendizaje?

La música es inacabable, tengo veinticinco años tocando profesionalmente, y apenas estoy comenzando a entender, y de modo muy básico, cómo funciona. Vale la pena dedicarle la vida entera porque me ha reportado grandes satisfacciones que no cambiaría por nada.

-¿En qué momento te tomaste más en serio el oficio musical?

Desde que empecé a estudiar batería a los once años lo tomé muy en serio. Sin embargo, la vida te va llevando por caminos que te van enseñando personas entrañables, y ambientes en donde el rigor y la disciplina es mucho más alto del que creías. De este modo, vas madurando y conquistando nuevos gradientes de dedicación y compromiso con la música. En este sentido, el mudarme a Los Angeles hace siete años, me ha llevado a muchos descubrimientos de quién soy y que tipo de artista/músico aspiro ser.

-¿Cuáles han sido tus influencias?

Te hablaba de mi bagaje; toda la música Latinoamericana la llevo dentro. En países como México no es fácil empaparse de lo verdaderamente nuestro. Los habitantes de países como México hemos vivido más de medio siglo con monopolios en donde (tomando las palabras del actor Daniel Jiménez-Cacho) “si no aparecías en la televisión no existías”. A veces, es muy difícil conocer la cultura del país de uno, hasta que desarrollas una conciencia propia. El Son Jarocho de Tierra Caliente, y el Huasteco, entre otros, son de una sofisticación increíble. La música de Chucho Zarzosa y Luis Alcaraz, me parecen maravillosos con sus orquestaciones tan lúdicas y grandilocuentes.

-¿Qué significa para tí en términos musicales ser parte de dos culturas?

Es enriquecedor y confuso al mismo tiempo. Llevo una tercera parte de mi vida viviendo en el extranjero. Mi vocabulario en cuanto a herramientas técnicas, lo forjé y aprendí en Estados Unidos, pero mi expresividad, la cual es completamente Latinoamericana, es finalmente lo que siento que me separa de otros artistas. El ser un mexicano-latinoamericano, le da cada vez más dirección y fuerza a mi música.

Juro volver a México, y sé que ahí es donde finalmente consolidaré mi voz como artista. Sin embargo, soy pragmático y reconozco que en el ambiente de una ciudad como Los Angeles, es más propicio el que una banda como Gurrisonic se desarrolle.

-¿Qué has tenido que hacer para mantenerte en la música?

De todo tipo de sacrificios, el ser músico es esquizofrénico e irracional. Es un llamado religioso que en ocasiones aísla. El navegar por las aguas del arte intentando al mismo tiempo sobrevivir y pagar la renta, lo veo una imposibilidad, pero hay que seguir de cualquier modo. Mucha gente se dice músico, pero al final no somos tantos, y el tiempo va sacando a los aficionados que ostentan el nombre de músico dentro de esta disciplina.

No te voy a narrar mis sacrificios. Basta escuchar mi música, y los vas a poder sentir y entender en ella.

-¿Qué obstáculos encuentras para la difusión de tus propuestas musicales.

Es laberíntico, el difundir el trabajo de un músico en estos tiempos es un reto en sí mismo. En este momento, me encuentro realizando una campaña de donación para recibir recursos para grabar el primer disco de Gurrisonic. El mantenerte creando contenidos en los diferentes medios, es un trabajo de tiempo completo y le añade complejidad al quehacer de los artistas en la actualidad. Es verdad que las disqueras ya sobran, pero ésta democratización de la música, está pasando por un período de transición. Nadie sabe cuáles son los caminos adecuados para hacerse difusión. En este momento, las reglas todavía no están escritas.

-¿Cuál tu posición con respecto a la forma en que se consume música actualmente (canales, escenarios, comercialización-)?

La piratería, pareciera ser un mal necesario, no tengo ningún empacho en decirlo. De que se enriquezcan unos cuántos cerdos aprovechados y caníbales en las disqueras grandes, a que se distribuya el trabajo de uno, hacia un público, que como quiera, no tenía los recursos para comprar la música, prefiero lo segundo. El día que encuentre mis discos en los mercados ambulantes de la ciudad de México, y en La Lagunilla, sabré con certeza que “ya la hice”.

Los discos son muy caros y son un artículo de lujo. Que bueno que los comerciantes, a modo de una “desobediencia civil”, tuvieron la brillante idea de reproducir los discos para que la gente los compre. He realizado docenas de discos, y jamás me han retribuido de manera digna las disqueras.

Es por eso que en su momento, Napster se convirtió en opción para diseminar el trabajo de miles de artistas. En la actualidad Spotify, Pandora, Sound Cloud y You Tube, hacen mucho por los artistas. Se habla de regular y pagar regalías a los artistas y estoy completamente de acuerdo. Sin embargo, me parece que, con todo y sin regulación, estos medios han beneficiado más a los artistas que cualquier opción del pasado.

– Cuáles han sido los momentos más importantes en cuanto tu experiencia musical?

Cada vez que me siento en mi batería, o enfrente de mi orquesta se convierte en el momento más importante. Ahora que estoy concentrado en mi carrera cómo compositor/ejecutante y no cómo músico servil de “fill in the blank”, cualquier momento es importante, entrañable e inolvidable. Cualquier fracaso o éxito es mío y de mis músicos. El tocar al servicio de cantantes, además de mal pagado, es una pérdida de tiempo. Generaciones enteras terminaron siendo muy poco prolíficas creativamente debido a eso.

* Jose Gurría-Cárdenas: Compositor, Arreglista, Percusionista, Director de Gurrisonic Orchestra

Website: www.gurrisonic.com