En el estanque, Avery sume la cabeza emplumada, mientras Kate se echa una maroma y aletea. A unos pasos, Roxy descansa cerca de la cueva.
-Look at- They’r so cute- -dice una niña.
-Ven, Patrick, te voy a mandar con la maestro -dice alguien más.
En el Acuario del Pacífico, en Long Beach, cualquier día de la semana parece un enorme salón de clase, con niños, maestras y madres y padres de familia.
“Lo más importante es no tener a los niños metidos ahí nomás con los videojuegos”, dice Mela Contreras, quien junto con su amiga Verónica Contreras, son voluntarias para cuidar a los niños en la “Calvary Chapel Preschool”.
Con sus identificaciones de “chaperonas”, las amigas se sientan en una de las grades cercanas al estanque de los pingüinos, mientras sus hijas van de un lado a otros maravillándose de la vida marina.
“Yo nunca vi un acuario así, sino hasta cuando estaba ya grande, aquí”, dice Mela, oriunda de Zacatecas.
Por eso considera que los padres de familia deben sacar a sus hijos, y ellos mismos interesarse en estos lugares, donde aprenden y se entretienen.
Ubicado cerca del Shoreline Village y el Queen Mary, y accesible en Metro, el Acuario del Pacífico es una alternativa de distracción y aprendizaje este verano.
“Los atractivos más importantes aquí son acerca de la vida de los océanos, pero no todo es sobre los animales”, dice Marilyn Padilla, representante del acuario.
Eso se hace evidente desde la entrada, donde se puede ver una galería de retratos al pastel de personajes famosos, incluyendo a Jacques Cousteau, o las fotografías de esculturas subacuáticas de Jason de Caires Taylor, consideradas por National Geographic como una de las 25 Maravillas del mundo.
Padilla considera que es 1.5 millón de visitantes que tienen cada año reciben una educación multidisciplinaria.
“Tenemos varias exhibiciones nuevas”, dice, “tenemos el cazón más pequeño del mundo, o a los cangrejos herradura de “sangre azul”, que sirven para ver cómo funcionan las vacunas, y unos corales y esponjas que City of Hope estudia para la invención”.
Pero quienes son las estrellas más populares actualmente es una pareja formada por la brasileña Roxy y el norteamericano Floyd. Rosy es una pingüina que fue rescatada en la costa de Brasil, y, tan pronto como llegó al acuario de Long Beach se encontró con un pingüino “pispireto” que la enamoró y con quien procrearon dos pingüinitos.
“Otro de los nuevos atractivos que tenemos es de un pájaro pescador de Guam que está extinguido en el planeta. Solo hay 133 ejemplares en el mundo y nosotros tenemos dos de ellos”, dice Padilla.
En el Acuario del Pacífico hay varios centros de atención: los enormes estanques que exhiben a los tiburones, el túnel donde juegan las focas, el misterioso mimetismo de los halibuts y mantarayas-
En este verano, toda esta experiencia puede estar, además, compartida por otras atracciones de esa zona.
Padilla explica que de manera coordinada con el Queen Mary, el Museo de Arte Latinoamericano (Molaa) y los barcos atracados a un lado del acuario, hay paquetes que pueden hacer de una visita a Long Beach una experiencia completa con el mar.
“Durante los meses de julio, agosto y septiembre se suelen ver las ballenas azules en la costa cercana a Long Beach”, dice.
Por otro lado, para este verano, el Acuario del Pacífico está anunciando los llamados “Domingos de Descuento”, en las que de las 5 de la tarde a las 8:30 de la noche se cobra una tarifa reducida de $14.95 la entrada. Algo que también ocurre en días especiales como el 4