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Estamos viviendo una cultura del espectáculo. Todo es motivo de dramatización, de exageración, de engrandecimiento- Juicios como los de OJ Simpson o los Hermanos Menéndez se han convertido en series televisivas por capítulos. Una persecución policiaca es convertida en una “reality show” que alienta a otros a hacer las mismas tarugadas.

¿Por qué entonces no habría de ocurrir lo mismo con el Mundial de Futbol en Brasil?

Ya sé.

El futbol es en sí un deporte-espectáculo.

De acuerdo. Me gusta desde que tengo memoria.

Pero a lo que no estoy acostumbrado es que alrededor de ese deporte-espectáculo, se fomente toda una red de chismes, especulaciones y una falsa interpretación del deporte.

Por ejemplo, hay quienes creen que la eficacia para hacer goles y ganar campeonatos refleja la “psicología nacional”.

¡No manchen!

Si así fuera, la cultura japonesa que ha sido tan buena para producir tecnología de punta, tendría el equipo de futbol de más calidad, a prueba de errores.

No es así. El futbol es un deporte-espectáculo que simplemente pone a prueba el juego de la imaginación, la fortaleza, la creatividad y las posibilidades.

Es un juego. Y el atractivo del juego es lo impredecible de los resultados.

La emergencia de equipos “pequeños” en este mundial, y los goles en los últimos minutos del partido lo demuestran.

Con cierta moderación, el chisme alrededor del deporte le da un poco de sazón. Pero la verdad es que se suele exceder. En este mundial se le ha dado demasiada importancia a las expresiones verbales de los mexicanos detrás de la portería, y a la mordida tan enfermiza de Luis Suarez contra un jugador italiano.

Con cierta moderación es grato saber que la popularidad del futbol unifica al mundo de manera momentánea.

Esta semana, el papa Francisco “declaró la guerra” a su guardia suiza, debido a que su selección nacional, Argentina, se enfrentaban a Suiza en Octavos de Final del Mundial de Brasil.

“Va a ser la guerra”, bromeó el Pontífice con un grupo de guardias suizos que lo había invitado a ver el partido con ellos en el cuartel, a pocos metros de la residencia del Papa, Casa Santa Marta.

Igualmente, saber un poco de otros deportes algunas veces permite la socialización, la convivencia, con otras personas que nos encontramos.

Aunque no soy un gran fanático del futbol americano, béisbol o basquetbol, a veces me ha servido un poco estar enterado de algunas cosas para tener un primer acercamiento a otras personas.

El futbol (soccer) es el único deporte verdaderamente internacional, y quizá por esta razón hasta el mismo Santo Padre tiene una conversación con los guardias del Vaticano.