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Cuántas décadas Vicente Fernández brindó en el palenque con los asistentes, cuando interpretaba la melodía “El último trago”, pero la noche del sábado y primeras horas del domingo hizo, con un nudo en la garganta, su brindis final con su fiel compañero: el público.

Vicente ya no duró estar de pie todo el concierto, por lo que hubo momentos en los que le pusieron una silla para que se sentara, así como una mesa en el escenario. Ahí, su asistente ya le tenía preparadas sus bebidas de esas “fuertes” que el mismo dijo era aguardiente.

Por supuesto no era del agrado de sus hijos y de su esposa Refugio “Cuquita”, que tomara y él lo comentó por el micrófono, pero, como a un sentenciado a quien le dan su último deseo, él, con la voz quebrada, expresó que le dejaran celebrar con su público, de quien sólo recibió en toda su carrera musical sólo cariño y amor.

Y así, en ese sentimiento de despedida también le dejó un objetivo muy importante a Alejandro Fernández: “Como me ha dicho mi papá, tengo que llevar la música ranchera por todo el mundo y te juro que jamás dejaré morir la música mexicana, yo estaré muy orgulloso de cumplirte ese deseo”, expresó “El Potrillo” en su breve participación en el escenario.

Otro detalle, durante el concierto “Un azteca en el Azteca”, fue que le regalaron una gran bandera colombiana.

“Hablar de Centro y Sudamérica es punto y aparte”, expresó Fernández “Chente” cuando recibió tal honor. “Para mí este país me ha dado tantas satisfacciones que a veces les he dicho que yo me siento mexicano y al mismo tiempo colombiano”.